En el patio central del Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita, dio inicio el programa de actividades, siendo la primera vez que se realizan este tipo de actividades culturales, musicales y tradicionales en este recinto

Angélica Ayala, colaboradora La Voz de Michoacán

Pátzcuaro, Michoacán. - Con una ceremonia de agradecimiento y de permiso a los cuatro elementos naturales, las nanas y tatas guiaron esta ceremonia para conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, con los sonidos del caracol, el humo del copal, los participantes atendieron las indicaciones de las nanas. La ofrenda la conformaban panes, frutas, flores, algunos animales disecados, semillas, todo colocado en círculo donde la gente lo rodeó.

En el patio central del Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita, dio inicio el programa de actividades en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, siendo la primera vez que se realizan este tipo de actividades culturales, musicales y tradicionales en este recinto. Durante toda la mañana, se realizaron actividades conmemorativas, engrandeciendo aún más los saberes de los pueblos purépechas de la Región Lacustre.

En el auditorio, se presentaron los grupos de música tradicional, como el esmable Raíz Viva, de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán, demostrando el talento musical de los alumnos y la dedicación de su profesor para entrenarlos en las notas musicales que hablan de los amores o tradiciones de los pueblos originarios.

También, se presentó Tom y Xavi, pireris de Arantepakua, con sus entonadas voces y acompañados por dos guitarristas presentaron su repertorio musical, ambos vestidos con el pantalón y la camisa de manta, arriba su gabán de lana y sus sombreros, demostraron su seguridad a tan corta edad al momento de cantar, ganándose al público que pedía no se retiraran y cantaran nuevamente, entre aplausos los pireris complacieron a su auditorio.

Mientras tanto en los pasillos del edificio, se instalaron artesanos de varías técnicas, como el textil, la chuspata y la madera, los faldones de la mujer purépecha, los guanengos y rebozoso resaltaban por sus vistosos colores y su detalle del bordado o del plisado.

El dueto Hermanos López, también ganó los aplausos del público, con sus pirekuas uno de ellos heredero de Tata Atilano, quien fuera creador de la pirekua y la música en Jarácuaro, autor de la danza de los Viejitos, conocida internacionalmente. Para cerrar las actividades musicales, se presentó la orquesta tradicional de la escuela de música de la comunidad de Ihuatzio, conformada por jóvenes de esta comunidad.

Entre los invitados, se encontraba Pedro Custodio, jefe de bienes comunales de Cuanajo, quien mencionó que este día sí es para reconocer a los pueblos indígenas, pero también para “para expresar los sentimientos de la falta de atención para las comunidades indígenas, que bueno que hagan estos eventos, pero el llamado es para que quien encabeza las instituciones gubernamentales de atención a los pueblos indígenas sean personas de las comunidades, para que entiendan nuestro sentir”.

Consideró, quien también por años se ha dedicado a la gestión social, que los funcionarios son ajenos a las comunidades, “y somos utilizados como algo folclórico que no debería de ser”; relató que por ejemplo en Cuanajo un 80 por ciento de la población es artesano, “somos una comunidad artesanal, lamentablemente no tenemos espacios donde ir a difundir esa riqueza, nosotros creamos empleo.

“Pero no tenemos espacios de comercialización, luego nos manda a eventos donde no hay nadie, lugares donde quieren empezar a abrir mercados y nos mandan sin apoyo de gastos, esto se refleja en pérdidas para nosotros los artesanos, que seguimos conservando lo que nos han heredado nuestros abuelos y padres”.

Aunque, reconoció que sí ha habido trabajo gubernamental estatal en las comunidades originarias.

Como parte del reconocimiento de este día, también participaron los integrantes de la Ruta Creativa, con una serie de talleres como de pintura en acuarela, la creación de los ojos de dios, con palitos de madera y estambre, además del tejido de la chúspata, mientras se realizaban las actividades les narraban a los niños alguna historia y les pedían que ellos la continuaran de acuerdo a su imaginación. La emoción por ganar la lotería purépecha se manifestaba en el grito de “lotería” de quien llenaba primero la tarjeta con papelitos.