En el marco del Día Internacional para Proteger la Educación de los Ataques, la ONU difundió un balance alarmante: entre 2022 y 2023 más de 10.000 niños y adolescentes fueron asesinados, heridos, secuestrados o detenidos a raíz de agresiones contra escuelas y estudiantes.
El Informe Anual del Secretario General sobre Niños y Conflictos Armados (2024) documenta un récord de 41.370 violaciones graves en contextos bélicos, la cifra más alta en casi tres décadas desde que comenzó este monitoreo. De ellas, cerca de 6.000 ataques tuvieron como objetivo directo a alumnos, docentes o instalaciones educativas.
Regiones más afectadas
Los territorios con mayor número de casos fueron Israel y el Territorio Palestino Ocupado (8.554), República Democrática del Congo (4.043), Somalia (2.568), Nigeria (2.436) y Haití (2.269). En paralelo, algunos países registraron incrementos desproporcionados: Líbano (545%), Mozambique (525%), Haití (490%), Etiopía (235%) y Ucrania (105%).
La violencia sexual en estos escenarios se incrementó un 34%, mientras que los ataques a centros escolares aumentaron un 44% respecto al periodo previo. Además, el uso militar de escuelas subió un 20%, dejando a miles de estudiantes sin un espacio seguro para aprender.
Historias que reflejan las estadísticas
En Ucrania, el Liceo de Apoyo Vasylkivka No. 1 fue alcanzado por un misil el pasado 19 de agosto, apenas días antes de iniciar clases. Aunque no hubo víctimas mortales, el edificio quedó devastado: paredes derrumbadas, techos colapsados y daños en los sistemas básicos. Según UNICEF, más de 1.600 instituciones educativas han sido destruidas o dañadas en ese país desde el inicio del conflicto.
La respuesta internacional
El fondo global Education Cannot Wait (La educación no puede esperar) y sus aliados impulsan programas de emergencia que incluyen apoyo psicosocial, capacitación docente, reconstrucción de aulas y entornos de aprendizaje seguros. Sin embargo, la propia organización advierte que estas medidas son insuficientes frente a la magnitud de la crisis.
Un llamado urgente
Convertir nuevamente a las aulas en espacios de protección y esperanza es el desafío que la comunidad internacional enfrenta hoy. Como señala Education Cannot Wait: invertir en la educación de los niños y niñas en contextos de guerra es apostar por un futuro más estable y pacífico para todos.
Fuente: ONU.