Morelia, Michoacán, 14 de agosto de 2024.- El refresco es una de las bebidas más tomadas en el mundo. De hecho, México es uno de los países que más consumen dicha bebida a nivel internacional. Carbonatado, endulzado y aromatizado, el refresco no es precisamente saludable, pues contiene azúcares, edulcorantes artificiales y colorantes. Cabe mencionar que el refresco es un líquido que no es necesario para la función vital y que no contiene ningún nutriente benéfico para la salud.
Uno de los órganos que más resienten el efecto de los refrescos es el hígado. La salud del hígado es fundamental debido a sus múltiples funciones esenciales para el organismo. Por ejemplo, el hígado desintoxica la sangre, metaboliza nutriente diversos, produce proteínas vitales para el cuerpo y también almacena energía en forma de glucógeno, por mencionar algunas funciones.
El consumo excesivo de refrescos puede tener diversos efectos negativos en el hígado debido a su alto contenido de azúcares, especialmente fructosa, y otros ingredientes artificiales. Te contamos sobre las enfermedades que puedes padecer en el hígado si consumen esta bebida de manera indiscriminada.
Las enfermedades que provoca el refresco en el hígado
Uno de los problemas más comunes asociados es el desarrollo de hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés). La fructosa se metaboliza en el hígado, y una ingesta excesiva puede conducir a la acumulación de grasa en las células hepáticas, lo que eventualmente puede derivar en inflamación y cirrosis.
Además, el consumo regular de refrescos puede desencadenar inflamación hepática. La inflamación crónica puede causar daño celular y fibrosis, una condición donde el tejido hepático se cicatriza y pierde funcionalidad. Esta inflamación está asociada con un aumento del estrés oxidativo, que daña aún más las células hepáticas y contribuye al desarrollo de enfermedades hepáticas crónicas.
Otro efecto negativo es la resistencia a la insulina. El alto consumo de azúcares puede conducir a resistencia a la insulina, un factor que no solo contribuye al hígado graso, sino que también está relacionado con la diabetes tipo 2 y la obesidad. La resistencia a la insulina compromete la capacidad del hígado para regular el metabolismo de grasas y azúcares de manera eficiente.
Cómo cuidar tu hígado
Evitar el refresco, tomar agua y hacer ejercicio son algunas de las claves para mantener una salud óptima del hígado. En los alimentos encontramos excelentes bondades que por sí mismas son positivas para nuestro hígado. Te contamos sobre algunos de ellos.
- Brócoli y otras crucíferas: Ricas en antioxidantes que protegen las células del hígado del daño.
- Espinacas y verduras de hoja verde: Contienen clorofila, nutrientes y antioxidantes que favorecen la desintoxicación hepática.
- Arándanos: Ricos en antioxidantes que previenen la inflamación y el daño en el hígado.
- Aguacate: Fuente de grasas saludables que ayudan al hígado a eliminar toxinas.
- Semillas de chía y lino: Aportan fibra y omega-3 que protegen el hígado.
- Coles de Bruselas: Contienen indoles que activan las enzimas desintoxicantes del hígado.
- Limón: Su vitamina C y flavonoides benefician la función hepática.
- Aceite de oliva: Su grasa monoinsaturada facilita la eliminación de toxinas.
- Té verde: Rico en antioxidantes que neutralizan las toxinas hepáticas.
- Jengibre: Tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes para el hígado.
Si añades estos alimentos a tu dieta seguro su hígado se sentirá mejor; no obstante, recuerda que siempre es mejor consultar a un especialista. Si estás atravesando algún problema en dicho órgano del cuerpo te recomendamos asistir con un doctor que diseñe un tratamiento exclusivo para tu padecimiento. (CON INFORMACIÓN DE: INFOBAE)