Morelia, Michoacán
El DIF Michoacán retomará el seguimiento de atención a las 530 víctimas que dejó el caso de la Gran Familia en Zamora, informó el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.
Hace 10 años se realizó un operativo en el albergue que mantenía en situaciones insalubres, hacinamiento y abuso (sexual y psicológico), así como crímenes de lesa humanidad a más de 530 niños y adolescentes, la memoria fue refrescada por el testimonio y relato de Eduardo Verduzco (víctima del lugar), quien señaló que solamente 10 personas han recibido atención psicológica y seguimiento por parte de autoridades federales y estatales.
Primera Plana MX cuestionó al gobernador sobre las acciones (ejecutadas o por ejecutar) para brindar asistencia a las víctimas, ante lo cual, el mandatario estatal aseveró que la dirección del DIF Michoacán dará seguimiento al caso.
“En su momento, se habilitó un albergue en Tarímbaro a donde llegaron los niños, el lugar lo visité hace tres meses. Ahí se recibió a los niños y niñas que vivían en condiciones inhumanas, en tema de sufrimiento y de abuso”, refirió.
Ramírez Bedolla añadió que La Gran Familia recibió recursos económicos durante años por gobiernos federales y estatales, incluyendo las administraciones de los panistas Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox Quesada. Nunca hubo un cuidado real de la supervisión del lugar, hasta que el gobierno de Enrique Peña Nieto dio la orden de intervenir La Gran Familia en 2014.
Eduardo Verduzco acudió a Morelia y narró el infierno que le representó vivir como recluso en el albergue La Gran Familia del 2008 al 2014. Es activista, tras amenazas de muerte, miles de horas de terapia, tomar antidepresivos y constantes evaluaciones psiquiátricas; escribió su historia y se ha convertido en un foco para todas las víctimas.
Algunas de las situaciones que vivió son las siguientes:
“Si te escapabas el castigo era el encierro y una santa madriza. Te metían al cuarto que le decían el pinocho con una rendija y para salir, tenías que pedirle perdón de rodillas a Mama Rosa”.
“Fueron seis años de comer repollo en el que llegamos a encontrar ratas cocidas. Un año antes del operativo, el albergue recibió un millón de pesos de Sedesol para cambiar el piso, había buenos donativos, arpillas completas de comida y al final nos daban todo echado a perder”.
Castigos brutales, abuso sexual, e inclusive burlas de Mamá Rosa y sus secuaces, era parte de lo que vivieron las más de 500 personas que fueron identificadas como víctimas. A diez años, la herida sigue abierta, Eduardo señala que las víctimas siguen desamparadas.
Rosa Verduzco Verduzco murió en 2018, sus acusaciones de trata de personas, perversión de menores, privación de la libertad, maltratos y abuso sexual nunca le llevaron a pisar la cárcel, evadió la justicia por su poder político apegándose al Acuerdo de Senectud.