Es creador de dos piezas para el espacio público en Michoacán: una en la Casa de la Constitución y otra en el Centro de Convenciones y Exposiciones de Morelia

Erandi Avalos, colaboradora La Voz de Michoacán

Marzo es el mes en que se celebra en todo el mundo a los escultores. Se eligió para ello el día 6 de este mes, como homenaje al natalicio del escultor, pintor, arquitecto y poeta italiano Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni (1475-1564), conocido en el mundo hispano como Miguel Ángel.

La escultura es una de las artes más antiguas del mundo y, en nuestro país tiene una vasta historia. Todo el periodo prehispánico dejó obras de gran calidad e importancia histórica: las colosales cabezas olmecas, la Piedra del Sol o Calendario Azteca, los Atlantes de Tula, el Hombre-coyote de Tacámbaro y cientos de otras. La escultura novohispana es testigo del talento de los pueblos originarios en proceso de evangelización: la imaginería sustituyó aquellos monolitos y con base en los lineamientos del Concilio de Trento —que intentaba ganar la batalla a la Reforma Protestante— fueron entonces las figuras de vírgenes, cristos y santos, las escenas bíblicas, los retablos y decoraciones arquitectónicas las producciones de la época. Tan importante era el oficio que llegó a estar regulado a través de ordenanzas y no cualquiera podía ejercerlo. Preciosos trabajos de madera tallada, encarnada y policromada, o estofada adornaban capillas, iglesias y catedrales. Muy popular fue la técnica de pasta de caña, aporte de los p´urhépecha.

De la escultura ecuestre de Carlos IV, de Manuel Tolsá, hacemos elipsis hasta el auge de la escultura urbana conmemorativa del siglo XIX y podremos confirmar el poder de esta técnica en el discurso político de una nación incipiente. Un proyecto concebido por Mathias Goeritz en el marco de los controvertidos Juegos Olímpicos de 1968: la Ruta de la Amistad, corredor escultórico en el que participaron artistas de los cinco continentes, es un legado importante. El Jardín Escultórico del Museo de Arte Moderno, en la Ciudad de México muestra también la estética escultórica moderna en México. Muchos espacios culturales públicos y privados exhiben en todo el país esculturas muy diversas, para el goce de los espectadores.

En Michoacán, la estatua monumental de José María Morelos, encargo del general Lázaro Cárdenas a Guillermo Ruiz, en colaboración con Juan Cruz Reyes y Juan Tirado Valle es, desde su culminación a mediados de la década de los 30, la escultura más importante del estado, junto al monumento ecuestre en honor al mismo Morelos, a cargo del escultor italiano Guiseppe Inghiller, inaugurada en 1913.

En nuestro estado no se ha dado la importancia necesaria a esta manifestación artística. El proyecto del ayuntamiento para instalar escultura urbana en Morelia en el año 2017 desafortunadamente fue un fracaso. Una de las razones puede ser que la escultura, casi en cualquiera de sus múltiples técnicas, es compleja por el simple hecho del trabajo físico y la inversión material que implica. Si hablamos de escultura monumental, el esfuerzo se multiplica. La transformación de la materia: madera, tierra, metal, cristal, cerámica, materiales mixtos… requiere de espacios adecuados, materiales y herramientas específicas, así como de un conocimiento técnico especializado. En ocasiones también requiere de un equipo de apoyo, como ocurre en el caso de la fundición en bronce.

Es precisamente esta técnica en la que se ha especializado un artista originario de la Ciudad de México, arraigado en Michoacán desde hace más de veinte años. Eduardo Bautista es un creador multidisciplinario difícil de clasificar. Principalmente autodidacta, Eduardo ha incursionado en muchas técnicas artísticas. Comenzó ilustrando libros de texto para la Secretaría de Educación Pública en su adolescencia, trabajó para agencias de publicidad como creativo y para televisoras nacionales como camarógrafo y realizador; dirigió varios cortometrajes seleccionados en festivales de cine nacionales y colaboró en diferentes diarios estatales como caricaturista político, pero finalmente ha sido la escultura su técnica predilecta.

Es creador de dos piezas para el espacio público en Michoacán: una placa de bronce en relieve conmemorativa de la Constitución de Apatzingán, para la Casa de la Constitución de esta ciudad; y el busto del escritor Alfredo Maillefert en la Calzada Alfredo Maillefert, o Calzada de los Poetas, en el Centro de Convenciones y Exposiciones de Morelia.

En la madurez estética, conceptual y personal que trae la mitad de la vida, este artista ha logrado colocar en años recientes, dos obras escultóricas muy importantes en la capital del país. Una de ellas, en el patio principal de la Antigua Garita de San Lázaro, edificación catalogada como Monumento Histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que alberga actualmente una gran parte del acervo legislativo de nuestro país; se inauguró en agosto del 2023 el mural “Batalla por Tenochtitlán”, bronce a la cera perdida de ocho metros de largo por más de dos metros de alto. En este relieve, Eduardo recrea la batalla naval en la que fueron derrotados los aztecas. Sobre un bergantín, evoca a Hernán Cortés, Cuauhtémoc y Malintzin, entre otros personajes.

La dificultad técnica fue enorme pero no se comparó con la dificultad logística para lograr que una obra de esta envergadura se haya concretado. Estéticamente, conjunta símbolos prehispánicos como el nahui ollin y el rostro de Tonatiuh, el sol; Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, el tzompantli con sus impresionantes cráneos humanos, entre otros. También hace alusión a la etimología del nombre Cuauhtémoc: “bajó o descendió como águila”. El mural es una especie de síntesis fundacional de lo que vendría poco después en la historia de estas tierras, y destaca la figura de Malintzin como protagonista de dicho proceso. En esta obra, Eduardo Bautista muestra el dominio del oficio en todos los aspectos.

En el mismo tenor histórico y en otro sitio emblemático de la capital, el escultor realizó, por encargo del gobierno de la Ciudad, una escultura que recrea el momento en el que Francisco Villa cambia el nombre de la calle Plateros por Calle Francisco I. Madero. El hecho ocurrió el 8 de diciembre de 1914 y hasta el día de hoy mantiene esa nomenclatura. Seguramente la amenaza de muerte de parte del general Pancho Villa a quien se atreviera a quitar la placa que daba el nuevo nombre a la calle, influyó en esta permanencia.

El nombre real del caudillo era José Doroteo Arango Arámbula. Había entrado a la capital con su ejército a la par del Ejército Zapatista, encabezado por Emiliano Zapata. Ambos habían firmado dos días antes, el “Pacto de Xochimilco”, que sellaba la alianza entre estos dos revolucionarios. Pancho Villa honró así la memoria de Francisco I. Madero, "Apóstol de la democracia", asesinado junto a José María Pino Suarez durante la Decena Trágica, en el golpe de estado orquestado por Victoriano Huerta y otros traidores.

Esta calle conecta la Alameda Central, el Palacio de Bellas Artes y la Plaza de la Constitución. Antes de llamarse Plateros, también llevó las nomenclaturas de Calle de La Profesa y después Calle de San Francisco. Finalmente se convirtió en el 2010 en un corredor cien por ciento peatonal que, actualmente, ve pasar a diario a un promedio de 350 mil personas, convirtiéndose en una de las calles más transitadas del mundo. A unos pasos de la Torre Latinoamericana, entre otros edificios emblemáticos, se encuentra esta escultura en bronce a la cera perdida que tiene además, una cápsula del tiempo, que será abierta dentro de cien años.

El mérito de Eduardo Bautista es importante y su talento merece un lugar en la historia del arte mexicano. Esperemos ver más obras suyas en el espacio público, pues su trabajo reúne calidad estética, embellecimiento urbano y memoria histórica.

Erandi Avalos, historiadora del arte y curadora independiente con un enfoque glocal e inclusivo. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Sección México y curadora de la iniciativa holandesa-mexicana “La Pureza del Arte”. erandiavalos.curadora@gmail.com