Amparo Dávila, escritora clave reconocida en su tiempo, luego olvidada y finalmente redescubierta

Carolina Toro, colaboradora La Voz de Michoacán

Amparo Dávila, escritora clave del siglo XX, fue reconocida en su tiempo, luego olvidada y finalmente redescubierta. Murió en 2020. Su obra, especialmente sus cuentos, siguen vigentes.

Nació en Pinos, Zacatecas. Creció sola tras la muerte de sus hermanos. Los libros fueron su compañía durante su infancia. Su familia se trasladó a San Luis Potosí, donde cursó su educación básica. En ese tiempo, pasaba horas en la biblioteca de su padre, contemplando libros con ilustraciones y leyendo la Biblia, que inspiró sus primeros poemas. Fue amiga del sacerdote y escritor potosino Joaquín Antonio Peñalosa, quien la alentó a publicar su primer libro de poesía: Salmos bajo la luna.

Más tarde, continuó sus estudios en la Ciudad de México. Trabajó con Alfonso Reyes quien, al conocer los textos que ella consideraba ejercicios de escritura, la motivó a dedicarse a la narrativa. Recibió una beca. Tuvo como tutores a Rulfo y Juan José Arreola. El desarrollo de su obra coincide con la llamada Generación del Medio Siglo, aunque ella declaró no identificarse con ningún grupo en particular.

Su narrativa se compone de los libros de cuento Tiempo destrozado, sica concreta, Árboles petrificados, con el que ganó el premio Xavier Villaurrutia, y Con los ojos abiertos. De sus treinta y siete relatos, veinticuatro están protagonizados por mujeres que son, en su mayoría, amas de casa, desde recién casadas hasta mujeres con hijos adultos. También hay estudiantes y empleadas de oficina. Aparecen mujeres jóvenes que ya no estudian y aún no ingresan al mundo laboral, sino que parecen estar en preparación para el matrimonio. Incluso cuando trabajan fuera de casa, al volver siguen ocupadas con las tareas del hogar, a la espera de la llegada de un varón: esposo, hijo, prometido. Esto no resulta sorprendente si consideramos que entre 1959 y 1977, cuando se publicaron sus tres primeros libros de cuentos, el porcentaje de mujeres que salía de casa para estudiar o trabajar pasó apenas del 13 al 17 por ciento.

Los cuentos de Amparo Dávila transcurren en ambientes citadinos. Sus personajes se mueven entre edificios y automóviles, en espacios cerrados que parecen reflejar sus estados emocionales. Una imagen presente en varios cuentos es el de una mujer saliendo al patio o al jardín durante un proceso introspectivo. La mayoría de las personajes parecen tener un ingreso cómodo, con posesiones y actividades que denotan cierta estabilidad, pero sujetas a normas sociales opresivas.

¿Qué vuelve especiales a personajes tan comunes? Sus vidas ordinarias, interrumpidas por lo siniestro, que muestra la frágil estabilidad emocional de las protagonistas: cualquier presión social, cualquier comentario de una madre, un compañero de oficina o un amigo, empujándolas a retomar el orden establecido, provoca grietas por las cuales se filtra lo perturbador.

Ese elemento ominoso adopta muchas formas. En algunos casos, proviene del mismo entorno que las oprime; en otros, proviene de seres o entes indefinidos. En "El huésped", la protagonista está claramente inmersa en una violencia conyugal, pero su quiebre proviene de la aparición de un ser que intensifica su angustia. En “Música concreta”, aparece un sapo que parece la personificación de una mujer. Por momentos, no se sabe si verdaderamente existe. La protagonista se imagina que habla o se trata de un hecho sobrenatural. “Moisés y Gaspar” bien podrían ser animales de compañía, a no ser por sus actitudes extrañas. “La señorita Julia” es atormentada por ratas que nunca logra ver, a pesar del ruido y desorden ocasionado.

La ambigüedad es una constante en su obra. No sabemos si los entes son reales, proyecciones mentales de los personajes, o si hay una fuerza sobrenatural en acción. Es una literatura que deja espacio para la duda, en la que el miedo no proviene de grandes acontecimientos, sino de pequeños y sutiles desmoronamientos internos. Amparo Dávila nos muestra que lo verdaderamente aterrador no siempre es visible, y que el horror muchas veces habita en lo cotidiano.

Carolina Toro es narradora, tallerista y productora radiofónica. Publicó el libro de cuentos “La sombra de las cornisas” (Ed. Ponciano Arriaga, 2017) y la novela “La conspiración de las palomas” (Proyecto Madreletra, 2024). Produce el podcast de literatura sonora Letra viva, alojado en Spotify.