Alfredo Soria/ACG
Morelia, Mich., a 7 de junio.- Hace diez años, un lente macro de 90 mm marcó el comienzo de una aventura que cambiaría la manera en que Gerardo Ochoa, biólogo y fotógrafo michoacano, se relaciona con el mundo natural.
Hoy, una de sus imágenes una hembra de rana de cristal con huevos sin fertilizar visibles a través de su piel translúcida fue seleccionada entre las 100 mejores fotografías de macro a nivel mundial en el concurso internacional 35AWARDS, que en su más reciente edición reunió a más de 115 mil participantes de todo el mundo.
“Fue una sorpresa. Justamente otro colega fotógrafo fue el que me dio la información. Me habló y me felicitó por el reconocimiento”, cuenta entre risas.
La fotografía seleccionada muestra una escena íntima y biológicamente reveladora, tomada en condiciones controladas y con una paciencia que solo se aprende tras años de mirar con atención.
Ochoa es actualmente el encargado del área multimedia del Departamento de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), pero su historia con la cámara empezó como una extensión de su trabajo con video en un laboratorio de entomología de la UNAM.
“Yo trabajaba más video, y en ese momento estaba grabando en un laboratorio… trabajaban con insectos, y me hice de ese lente para poder grabar esas escenas macro. Después, cuando terminé ese trabajo, ya tenía el lente ahí listo y no lo usaba. Dije: ‘lo voy a sacar y sacarle un poco más de provecho’”.
Así empezó a fotografiar insectos en los alrededores de su casa, solo por gusto. Pero pronto, las imágenes empezaron a llamar la atención de quienes lo rodeaban.
“La gente me preguntaba: ‘¿ese insecto es bueno o malo?’.
Entonces me metía a investigar más. Comenzaba a comunicar un poquito más sobre el animal que estaba fotografiando, y te das cuenta que a mucha gente le sirve ese tipo de información. Aprenden sobre la fauna que hay a su alrededor, y comienzan a valorarla”.
A lo largo del tiempo, su trabajo visual ha ido consolidándose como una herramienta de divulgación científica. Publica imágenes acompañadas de información biológica en sus redes sociales, y tiene una sección en la revista de divulgación científica de la UMSNH, Saber Más, que se llama «Natugrafía».
“Actualmente sí busco ya generar como ese contenido de divulgación científica, para que la gente lo pueda consumir. Y con las imágenes se ha generado cierto impacto”, explica.
A diferencia de otros fotógrafos que buscan reconocimiento o proyección comercial, Gerardo tiene claro cuál es su motor: que sus imágenes sean útiles en proyectos de conservación o divulgación.
Esa intención ha hecho que investigadores de distintas partes del país e incluso del extranjero se acerquen a él para solicitar el uso de sus fotografías en artículos científicos y libros.
Ha colaborado con publicaciones en Canadá, con libros nacionales y también con proyectos de investigación locales, como uno sobre luciérnagas en Michoacán y otro sobre pumas, donde documenta visualmente el trabajo de campo.
Su participación en 35AWARDS un certamen que desde 2015 busca visibilizar el talento emergente en la fotografía internacional fue más una exploración personal que una meta clara. Ya había concursado anteriormente sin éxito, pero este año, una de sus fotografías de macro ingresaron al grupo de las 100 mejores a nivel global. La fotografía de la rana de cristal (Hyalinobatrachium viridissimum), con una descripción precisa que revela tanto conocimiento como sensibilidad:
“En la esquina inferior izquierda del área ventral se pueden observar unas esferas verdes, se tratan de huevos sin fertilizar. Estos huevos serán depositados en la superficie de alguna hoja para que posteriormente un macho los fertilice. Así pues, esta hembra lleva consigo a la siguiente generación de las bellas ranitas de cristal”.
Gerardo no busca fama. Dice que le interesa que sus imágenes “trasciendan en el sentido de generar conciencia en las generaciones futuras, y sobre todo en trabajos de investigación, que aporten un granito al tema de conservación”.
Por eso, su meta es seguir colaborando con más proyectos científicos, fortaleciendo la cultura de divulgación desde la imagen y haciendo de la fotografía una herramienta para observar y proteger lo que muchas veces pasa desapercibido.
“La fotografía nunca se termina de aprender. El trabajo de otros fotógrafos me inspira y me motiva a seguir con esta bonita labor”.