Ya son muchas las señales que envía el gobierno de Estados Unidos al de México para que éste ponga su casa en orden. El presidente Trump y funcionarios del más alto nivel han amenazado verbalmente con una abierta intervención militar en territorio nacional
Ya son muchas las señales que envía el gobierno de Estados Unidos al de México para que éste ponga su casa en orden. El presidente Trump y funcionarios del más alto nivel han amenazado verbalmente con una abierta intervención militar en territorio nacional. Han enviado drones y aviones espías a zonas, como Sinaloa, con amplia presencia del crimen organizado. También buques de guerra que se estacionan frente a México en aguas internacionales.
Ahora han dirigido un nuevo mensaje revocándoles sus visas de turista a la gobernadora de Baja California, María del Pilar Ávila, y su esposo, Carlos Torres. Para cualquier ciudadano mexicano es un acto de autoridad muy duro que Estados Unidos cancele su visa, más para alguien que vive en la frontera entre los dos países donde el cruce al vecino del norte es literalmente un acto cotidiano, y todavía más para una gobernadora fronteriza que, como parte de su trabajo, tiene que coordinarse constantemente con las autoridades estadounidenses.
Por su trascendencia política, esto no puede ser un mero asunto personal o administrativo.
Históricamente, los gobiernos de Estados Unidos han utilizado las visas revocándoselas a extranjeros por fines políticos, por ejemplo, funcionarios del gobierno de Venezuela como parte de un paquete de sanciones en contra del régimen dictatorial de Maduro.
El gobierno de Trump ha potencializado el uso de las visas con fines políticos llevándolo a límites francamente cuestionables. Por ejemplo, a algunos extranjeros que estudian en Estados Unidos y acuden a actos de protesta en contra de la guerra en Gaza les han revocado sus visas solicitándoles que regresen de inmediato a sus países de origen.
Las autoridades consulares del Departamento de Estado tienen el derecho de revocar una visa a un extranjero. De acuerdo con el sitio de Internet del despacho jurídico White & Associates, antes de hacerlo, el funcionario consular puede invitar al titular a una entrevista y darle la oportunidad de demostrar por qué no debe revocarse. Sin embargo, esta cita “suele ser una mera formalidad; la decisión se predeterminó antes de que la persona visitara el consulado”.
Al revocarse la visa, supuestamente se debería notificar a la persona sobre los fundamentos legales de la revocación; no obstante, es común que no se informen las razones y solo se cancele el documento sin más explicaciones.
Desconocemos por qué le revocaron la visa a Ávila y Torres. Sin embargo, de acuerdo con el mismo despacho jurídico, existen tres situaciones principales:
Si el titular es inadmisible en Estados Unidos por motivos de seguridad, penales, médicos, financieros o de otra índole.
Si el titular de una visa de no inmigrante no cumple con los criterios de la categoría de dicha visa [típicamente tiene una de turista y se sospecha que pretende quedarse a vivir o trabajar en Estados Unidos sin documentos legales].
Si se sospecha una posible causa de inadmisibilidad o inelegibilidad, generalmente relacionada con las fuerzas del orden.
No está en mi ánimo especular las razones por las que le revocaron la visa a la gobernadora de Baja California y su esposo. Sospecho, sin embargo, que, por el puesto que tiene Ávila y su importancia política, ha de tratarse de algún tema legal. Además, todo indica que la decisión la tomó directamente el Departamento de Estado en Washington, D.C. y no un funcionario consular de menor rango.
Se trata de un mensaje muy poderoso, otro más, que envía el gobierno estadounidense al mexicano. De inmediato comenzaron las especulaciones de que podrían venir más revocaciones de otros políticos y personas encumbradas.
En estos momentos donde estamos viendo la decadencia de Estados Unidos, cuando el presidente de esa nación acepta un avión de regalo de un gobierno extranjero (de Qatar), resulta muy hipócrita la exigencia que los mexicanos pongamos nuestra casa en orden. Pero así es la política, siempre llena de hipocresías.
Y, la verdad, no estaría de más que el gobierno de Sheinbaum efectivamente redoblara el esfuerzo por ordenar el territorio nacional. Es cierto que ya comenzaron con la nueva estrategia de seguridad a cargo del secretario Omar García Harfuch. No obstante, además de arrestar a delincuentes, también hay que pegarle a la protección policiaca y política con la que cuenta el crimen organizado.
Son los eslabones que faltan.
Creo que Estados Unidos quiere ver ahí también resultados. Mientras no sepamos por qué les revocaron la visa a la gobernadora y su esposo, así leo yo este nuevo mensaje de Washington.