¡Lleve su nariz bien respingadita!, ¡lleve sus labios bien redondeados y sin bigote!
¡Pásele por sus 5 kilitos de nalga sin estrías! . Todas las mujeres o la gran mayoría, hemos tomado como modelo algún estereotipo, estándar o ideal de belleza para perpetuarnos en un medio de comunicación o actividad artística como el cine, la televisión o el teatro, incluso en la vida cotidiana se ha convertido en un camino perfectamente perseguido.
He de especificar que la culpa no es de quien lo desea alcanzar, sino de las industrias que continúan ejerciendo poder y aprobación de una perfecta imagen con la finalidad de subir rating o provocar una sensacional impresión. Estamos hablando específicamente del patriarcado, quien cuenta con la autoridad exacta para dictar las reglas del juego.
En éste caso ocurre un daño a las mentes de las mujeres, así como a sus propias cuerpas, a su vez ha generado constante estrés, ansiedad y privación de un autoconocimiento libre y despierto de conciencia. Para continuar, los medios a través de revistas, televisión y publicidad, principalmente promueven un ideal de delgadez casi inalcanzable en la diversificación de cuerpas existentes, ésto ocurre porque se asocia con frecuencia al éxito social y felicidad. Le he nombrado “carnicería” porque pareciera que piden exactamente retazos de unas despampanantes piernas, carne magra de unos brazos torneados sin celulitis o un menudito sabroso de esa pancita plana, pegada a la espina dorsal. Siendo actriz, se te exige el mayor grado de perfección para dar una presencia absoluta y un cuerpo antojable, bello y sustancioso, digno de mostrarse , presentarse y sobrevivir a la jauría de bestias insaciables, que te aprueban si eres una mujer hermosa o te desechan en el conducto de desperdicios tóxicos.
La exposición de imágenes, de cuerpos delgados, perfección en intervenciones quirúrgicas, la exclusión porque ya no eres joven, disminuye y distorsiona la propia y real percepción de nosotras mismas, aumentando la insatisfacción corporal y la pronta destrucción de un cuerpo insatisfecho. Con tan sólo una hora de visualización en programas televisivos, revistas, castings cargados de perfiles inalcanzables, clasistas, racistas, ha provocado un daño severo en el cerebro, trastornos como la bulimia, anorexia, y depresión, pues creemos que la chica del titok o la cantante del año no cuenta con un gramo de grasa o imperfección en cualquier parte de su cuerpo, por supuesto esto sin tener en cuenta los trucos del maquillaje y procesos de edición, en foto, video, étc.
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El teatro, el cine y la televisión han fomentado una cultura de comparación entre las mujeres, entre compañeras, amigas y colegas, haciendo medirnos entre nosotras sin tomar en cuenta la diversificación de cuerpas existentes, con
propiedades y aptitudes distintas, a su vez se ha optado por preferir imágenes idealizadas a favor de un objetivo superficial y elitista. La validez de nuestras cuerpas, se mide en plataformas como Instagram, facebook y el mencionado Tiktok, entre tantas, actuando como vitrinas que exhiben los “tipos de carnes que existen en el mercado”. ¡Pásele, cuál va a querer, ésta que tiene pellejo, o ésta otra limpiecita, suavecita y con todo en su lugar! .
Realizo una breve mención de la película “La sustancia” escrita y dirigida por Coralie Fargeat, que en la percepción feminista habla sobre la fama, vida y declive de una mujer en la industria de la televisión, apuntando la propia destrucción del cuerpo y violencia estética a través del juicio inquisidor de la sociedad, o bien, del patriarcado mismo. Así pues, se convierte en el claro ejemplo de lo mencionado anteriormente, mujeres, actrices, cantantes, presentadoras, modelos, que debido a la presión destrozan y mutilan su conciencia para lograr el cuerpo deseado, y aceptado sin importar el costo, éstas industrias, provocan el odio hacia una misma y lo frágil que puede ser la aprobación ajena.
Éstas mismas industrias, se han dado cuenta que les proporciona ganancias abismales, sin importar la afectación psicológica y emocional de sus apreciados “pedazos de carne”. A las mujeres diariamente nos introyectan inseguridades como la falta de capacidad para lograr algo, lo que nos falta o nos sobra, escapar de un cuerpo que se odia, y el precio que se paga por obtener la “perfección” es monstruoso, sangriento y agresivo. Entre más buscamos aprobación del patriarcado, más nos alejamos de nosotras y nuestras hermanas, la ley del consumo de las cuerpas, es gigante, y a toda costa seguirá sepultando y desechando mujeres. Queridas hermanas del teatro, cine , televisión y en general, construyamos un mundo sin estereotipos misóginos y sexistas, la diversidad de tamaños, formas, corporalidades, habilidades y conocimientos nos hacen únicas, ésto para poder crear una estructura de colectiva y no de jerarquía.
Entre nosotras el quehacer artístico resuena con mayor fuerza, al unificarse y respetarse nuestras diversidades, así como somos parte de la construcción y reproducción, también somos parte de la deconstrucción y de poder construir algo distinto.
Seamos cómplices para que nos aliemos, trabajando juntas, empujando las agendas y los movimientos.
Cambiar nuestra realidad debido a que todas, de diversas maneras, hemos experimentado la opresión.