Lo que comenzó como una noche más entre “amigos” bajo el efecto del alcohol y las drogas, terminó en una tragedia marcada por la violencia, la adicción y el abandono. Un hombre fue detenido en Cuajimalpa por el asesinato de su compañero de fiesta, cuyo cuerpo permaneció oculto durante cinco días en el baño de su vivienda.

La captura del presunto responsable no fue producto directo de una investigación por homicidio, sino por un hecho aparentemente menor: fue sorprendido comprando drogas en la vía pública. Lo que parecía una detención más por posesión de estupefacientes dio un giro siniestro cuando el sujeto, de manera inesperada, confesó un crimen que llevaba días oculto.

En su declaración, relató que todo ocurrió tras una noche de consumo excesivo de alcohol y drogas en su domicilio. La fiesta, que al principio fue una reunión entre conocidos, se tornó violenta cuando las sustancias se agotaron. La discusión escaló hasta convertirse en una pelea, y el agresor tomó un cepillo de carpintería con el que golpeó a su amigo hasta matarlo.

Lejos de acudir a las autoridades o buscar ayuda, el agresor optó por ocultar el cuerpo en el baño de su casa. Durante cinco días, siguió su vida entre intentos de conseguir más droga y fingir normalidad, mientras el cadáver permanecía dentro del domicilio.

Tras la confesión, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México ejecutó una orden de cateo en el inmueble, ubicado en la colonia Cuajimalpa. Ahí encontraron el cuerpo, en avanzado estado de descomposición, tal como el asesino había descrito.

El caso, revelado en el noticiero C4 en Alerta conducido por el periodista Carlos Jiménez, ha generado indignación, pero también reflexión. No se trata únicamente de un homicidio, sino de una cadena de omisiones, abandono social y problemas de adicción que terminan por explotar en tragedias silenciosas dentro de los barrios de la capital.

Mientras tanto, el detenido permanece a disposición del Ministerio Público y enfrenta cargos por homicidio, además de los delitos relacionados con el narcomenudeo. El proceso continúa, pero la herida en la comunidad ya está abierta.

Fuente: Milenio