Morelia, Michoacán, 11 de Septiembre de 2025.– Cada día, miles de morelianos se topan con la misma escena: el tren cruza la ciudad y la movilidad queda en pausa. Aunque se trata de una infraestructura clave para el comercio nacional, en la capital michoacana la percepción ciudadana es de molestia y cansancio por las afectaciones que genera en la vida cotidiana.
“Hay veces que uno se queda hasta media hora esperando y no queda de otra, más que perder tiempo”, comenta Roberto Hernández, conductor de transporte público. Escenarios como este son frecuentes en las avenidas donde los cruces ferroviarios se convierten en embudos, afectando tanto a automovilistas como a trabajadores del transporte colectivo.
Para quienes habitan cerca de las vías, el problema va más allá del tráfico. “El ruido no nos deja dormir, los silbatos suenan a cualquier hora. Uno ya se acostumbra con el tiempo, pero no deja de ser molesto”, señala Teresa López, vecina de la colonia Jacarandas. A esta situación se suma el riesgo de accidentes, pues en algunos puntos la seguridad es insuficiente, lo que ha derivado en percances con vehículos y peatones.
Aunque las vías férreas resultan indispensables para el traslado de mercancías a nivel nacional, en Morelia su presencia interrumpe la vida urbana. Entre retrasos, ruido y accidentes, gran parte de la ciudadanía percibe al tren más como un obstáculo que como un beneficio. El debate sobre posibles soluciones sigue abierto, mientras la ciudad lidia, día tras día, con las consecuencias de vivir junto a los rieles.