Morelia, Michoacán
El delegado en Michoacán del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), Sergio Adem Argueta opinó que Morelia ya no puede seguir expandiéndose sin control y que la densificación urbana es la clave para un desarrollo sostenible de la ciudad.
Adem Argueta, quien es urbanista de formación, subraya que la densificación no significa necesariamente la construcción de edificios altos y verticales, sino la ocupación de espacios vacíos urbanos, como los terrenos baldíos de propiedad particular. “Por salud de desarrollo urbano, estos espacios deben ser ocupados con más vivienda o equipamientos. Estos terrenos no utilizados ganan plusvalía a costa de la inversión pública, mientras que este beneficio debe ser compartido”, afirmó.
En ese sentido, el funcionario federal resaltó que el Infonavit ha financiado ocho planes públicos de desarrollo urbano en Michoacán, los cuales siguen la lógica de no expandir la ciudad a expensas de áreas naturales y de reserva. Adem Argueta explicó que estos planes están diseñados para dirigir los créditos de vivienda hacia zonas ya urbanizadas.
“Es un problema que nos ha pesado mucho, no solo a quienes viven en estas áreas, sino también a quienes estamos preocupados por una lógica de desarrollo urbano más sostenible. Esta preocupación se comparte entre profesionales y autoridades de diversos niveles de gobierno”, comentó Adem Argueta.
Durante varios sexenios, la política de vivienda se centró en la cantidad, priorizando la construcción de viviendas sin considerar su ubicación, lo que llevó a desarrollos lejanos y desconectados. “Parecía que la prioridad era atender lo cuantitativo, con el argumento de que la industria de la vivienda generaba empleos. Sin embargo, esta no debería ser la base fundamental para atender las necesidades de la gente”, señaló.
Adem Argueta destacó que esta lógica ha cambiado radicalmente, estableciendo polígonos de actuación y perímetros de construcción para evitar el uso de áreas de reserva o riesgo. Hoy en día, los créditos de vivienda se dirigen exclusivamente a zonas donde, en un radio de dos kilómetros, existen escuelas, centros de salud, abastecimiento, empleo y las infraestructuras necesarias.
“Esta nueva lógica de administración actual también considera la seguridad. No se puede dar la espalda a lo que ya sucedió; muchas personas quedaron viviendo en condiciones complejas y lejanas, y otros pagaron por viviendas que no satisfacen sus necesidades”, agregó.