La mandataria nacional prometió que gobernará para todas y para todos, y convocó a seguir haciendo historia.
Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán
Morelia, Michoacán. “Gobernaré para todas y para todos”, “No les voy a fallar”, “Las mujeres podemos ser presidentas”, exclamó Claudia Sheinbaum Pardo, este 1 de octubre, al asumir como Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
En su primer discurso al pueblo de México, la mandataria también reconoció a todas aquellas mujeres, “heroínas anónimas”, que llegan hoy con ella a la Presidencia de la República
“Gobernaré para todos y para todas, y tengan la certeza de que pondré mi conocimiento, mi fuerza, mi historia y mi vida misma al servicio del pueblo y de la Patria. Tengo la certeza de que consolidaremos juntas y juntos un México cada día más próspero, libre, democrático, soberano y justo. No les voy a defraudar, les convoco a seguir haciendo historia, que viva la cuarta transformación, que viva México, que viva México, que viva México”.
Asimismo, Sheinbaum Pardo destacó que las mujeres pueden ser presidentas, por lo cual hizo la invitación a que se nombre presidenta con “a” al final, al igual que abogada, científica, soldada, bombera, maestra, ingeniera.
“Soy madre, abuela, científica y mujer de fe, y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”.
A continuación, el mensaje dirigido a las mujeres:
Hoy quiero reconocer no solo a las heroínas de la patria, a las que seguimos exaltando, sino también a todas las heroínas anónimas, a las invisibles, que con estas líneas hacemos visibles, a las que con nuestra llegada la Presidencia con estas palabras hago aparecer.
Las que lucharon por su sueño y lo lograron, las que lucharon y no lograron. Llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron. Llegan las que han tenido que callar y luego gritar.
Llegan las indígenas, las trabajadoras que salen de sus pueblos para apoyarnos a todas las demás, a las bisabuelas, que no aprendieron a leer y a escribir, que encontraron en su soledad la manera de ser fuertes.
A las mujeres anónimas, las heroínas anónimas, que desde su hogar, las calles o sus lugares de trabajo, lucharon por ver este momento.
Llegan nuestras madres que nos dieron la vida y después volvieron a dárnoslo todo; nuestras hermanas que, desde su historia, lograron salir adelante y emanciparse.
Llegan nuestras amigas y compañeras; llegan nuestras hijas hermosas y valientes, y llegan nuestras nietas.
Llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día, no importaría si naciendo siendo mujeres y hombres, podemos realizar sueños y deseos, sin que nuestro sexo determine nuestro destino.
Llegan ellas, todas ellas, que nos pensaron libres y felices. Y con todas ellas, aquí a nuestro lado, llegan nuestro más grandes sueños y anhelos.
Llega con nosotras el pueblo de México, hombres y mujeres empoderados, la transformación les devolvió la dignidad, la libertad y la felicidad y nunca nadie más se las podrá arrebatar.