Con solo cinco millones de pesos anuales de presupuesto, el Centro Histórico de Morelia sufre un deterioro creciente; las afectaciones superan la capacidad de restauración y limpieza local
El Centro Histórico de Morelia enfrenta un deterioro acelerado con un presupuesto anual de apenas cinco millones de pesos, monto que resulta insuficiente para atender las tareas de restauración, limpieza y mantenimiento del patrimonio arquitectónico de la capital michoacana.
En entrevista este martes, a pregunta expresa, el titular de la Gerencia del Centro Histórico, Gaspar Hernández Razo, reconoció que los recursos disponibles ya no alcanzan para hacer frente a las afectaciones recurrentes por marchas, pintas y desgaste natural de los inmuebles.
Explicó que el presupuesto debe repartirse entre unas 60 acciones cada año, entre ellas la restauración de fachadas, la conservación de cantería y la eliminación de grafitis, rubro al que se destinan cerca de 800 mil pesos.
El funcionario detalló que la dependencia opera con una cuadrilla de solo ocho trabajadores, responsables de limpiar superficies de hasta mil 500 metros cuadrados por evento, con tiempos de respuesta que van de 10 a 15 días. Los trabajos, precisó, se realizan con técnicas aprobadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entre ellas la aplicación de la llamada “capa de sacrificio” para proteger la piedra.
Hasta 2019, la Gerencia recibía recursos federales por 10 millones de pesos anuales del programa de Ciudades Patrimonio, pero ese apoyo desapareció. Desde entonces, Morelia debe concursar junto con otras 26 ciudades por una bolsa nacional de 275 millones de pesos, de la cual solo ocho fueron beneficiadas este año.
“Ya no contamos con recursos federales fijos; cada año debemos concursar. Los daños aumentan, pero el presupuesto no. Hemos tenido que optimizar materiales y procesos, aunque las necesidades nos rebasan”, indicó Hernández Razo.
Entre los proyectos pendientes mencionó la restauración de las bancas de la Calzada Fray Antonio de San Miguel, la Fuente de Sorinne, el Jardín Altamirano, la Plaza La Soterraña y los templos de San Francisco y San Agustín, además del apuntalamiento de tres casonas del primer cuadro que presentan afectaciones estructurales.
El titular de la Gerencia advirtió que el presupuesto actual solo permite atender emergencias y no planear acciones preventivas.
“Hacemos lo posible por mantener la imagen urbana, pero cada año se incrementan las afectaciones y el recurso sigue siendo el mismo”, afirmó.