Morelia, Michoacán.- Desde su estancia en el jardín de niños, Juan Luis, sintió una atracción hacia personas de su mismo género. Algo que para él, en ese momento, no sabía cómo explicarlo, debido a que no tenía ningún conocimiento del tema, solo estaba seguro de ese sentimiento dentro de él.
«No te puedo decir exactamente el nombre, porque obviamente cuando eres niño no sabes nada de la vida, nada de las emociones, nada; simplemente me empezaba a juntar mucho con los chicos y me atraía un niño. Me gustaba mucho juntarme con él, yo creía casi, que era mi mejor amigo, pero era un sentimiento más allá».
Durante su paso en la primaria, Luis seguía sin entender sus sentimientos, esa atracción que sentía. Fue en sexto grado de primaria, cuando comenzó a entender un poco sobre lo que pasaba, debido a que le llamó la atención un niño de su grado. Y fue hasta la secundaria que se definió, lo cual también atrajo el bullying.
«Desde ese momento sufrí bullying. Fue una etapa muy difícil, porque literal era de ir a la escuela y de la escuela a la casa; yo no salía por el temor de que me dieran hacer algo o las burlas».
De acuerdo con Luis, el crecer con siete hermanas, fue lo que lo hizo ser femenino. El ayudar y cuidar a sus consanguíneas sería el aspecto que lo guió a ser femenino.
El salir del »closet», expresa, no fue algo fácil, debido a que, al ser él del pueblo San Antonio, temía de lo que fuera a decir su papá y mamá, ya que ellos estaban criados de una manera machista.
«En una reunión con mis compañeros de la universidad, fuimos a comer a la casa de uno de ellos. Ahí hablamos de todos los temas; uno de ellos fue mi sexualidad. Ese día tuve el valor de contárselo a mis papás. Se lo conté primero a mi papá, porque la verdad ya estaba, bueno a parte de que ya estaba yo un poco ebrio, ya estaba cansado y tuve el valor de decírselo. Mis compañeros me dieron la confianza de salir… Yo estaba en mi cuarto, y le hablé a mi papá. Le dije que lamentaba que no fuera el chico que él quería, que trabajara en el campo y así, que yo era alguien diferente y que había algo que él sabía, pero que tal vez no se quería dar cuenta; que era gay y me gustaban los niños. La respuesta de él fue: está bien, no te preocupes, te quiero, eres mi hijo, pero si te puedes acercar a Dios y cambiar, está bien, si no también, yo te quiero».
Afortunadamente para Luis, la reacción de su familia, al saber la noticia, fue muy buena; algo que no esperaba. Con esa respuesta, ese apoyo de todos sus seres queridos, siguió haciendo bien las cosas en la vida.
Ahora con 28 años de edad, Luis labora como encargado en una tienda comercial de ropa. Un tema que, en sus palabras, nunca ha sido tratado diferente por su orientación sexual.
«Fui bien recibido por todos los trabajos y hasta ahorita no he tenido ninguna discriminación al respecto, al contrario. No es como de: ay eres gay, te voy a tratar bien para llevarme bien contigo; no. Fue neutro, fue parejo».
Juan Luis Álvarez Romero, hace una invitación a todas aquellas personas que aún no salen del »closet», a no tener miedo; teniendo el respaldo de la gente que te quiere, se puede.
«Yo aprendí, a qué no tienes que ir por la vida diciéndole a las personas «soy gay», «soy lesbiana», no. Primero es decirle a la familia. Que tú te sientas seguro y confiado, con tus papás, tus hermanos o un amigo, y listo. La sociedad no tiene por qué enterarse si eres o no… Y si tus papás no te aceptan, es obvio, es un proceso largo, es un proceso que ellos también deben de llevar junto contigo y por separado».