El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha señalado al helicóptero militar Black Hawk como el principal culpable del trágico accidente aéreo ocurrido en Washington el pasado miércoles, que dejó un saldo de 67 muertos.
En su cuenta de Truth Social, Trump criticó que el helicóptero volaba a una altura «muy por encima» del límite permitido, indicando que estaba «demasiado alto, por mucho», y que ello contribuyó al accidente. Además, durante una conferencia de prensa, Trump añadió que el helicóptero se encontraba «en el lugar y el momento indebidos» al momento de la colisión.
Según el presidente, los tripulantes del helicóptero tenían «visión perfecta» del espacio aéreo, pero no lograron percatarse de la presencia del avión de American Airlines, que seguía su trayectoria estándar.
La colisión ocurrió cuando un helicóptero Black Hawk, con tres personas a bordo, y un avión Bombardier CRJ700 de American Eagle, que transportaba a 60 pasajeros y cuatro tripulantes, se encontraron en el aire sobre el río Potomac, en las cercanías del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington.
Por su parte, un informe preliminar de la Administración Federal de Aviación (FAA) indica que el accidente se vio influenciado por la escasez de personal en los controles aéreos durante ese horario.
Según la FAA, los controladores aéreos no contaban con el número suficiente de empleados para manejar adecuadamente el volumen de tráfico aéreo, lo que llevó a que una persona tuviera que hacerse cargo de las tareas de control tanto de los aviones comerciales como de los helicópteros en la zona, una situación que ha sido señalada como una crisis crónica por expertos y trabajadores del sector.
En particular, la FAA destacó que la falta de personal en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, donde se calcula que sobrevuelan más de 100 helicópteros diariamente, ha generado condiciones laborales difíciles para los controladores, quienes a menudo se ven forzados a realizar jornadas extensas y trabajar en turnos de hasta 10 horas durante seis días a la semana.
La investigación sobre la escasez de personal y las advertencias de seguridad en el espacio aéreo de Washington había sido tema de atención en los últimos meses, y un informe de The New York Times de agosto de 2023 ya había alertado sobre los peligros de esta situación.
El accidente ocurrió alrededor de las 20:48 horas del miércoles, cuando ambos aviones colisionaron en el aire, causando que los restos de las aeronaves cayeran al río Potomac. Tras el suceso, un operativo de rescate se desplegó inmediatamente, logrando recuperar varios cuerpos de las frías aguas, aunque hasta el momento 14 personas siguen desaparecidas.
El trágico incidente ha resaltado la necesidad urgente de una mayor inversión en la infraestructura de control aéreo y en la mejora de las condiciones laborales de los controladores, a fin de prevenir futuras tragedias en el espacio aéreo de la capital estadounidense.
Fuente: López-Dóriga