Durante la ceremonia de graduación en la Preparatoria Felipe Carrillo Puerto, de Pijijiapan, Chiapas, una alumna denunció públicamente a docentes por acoso sexual

Redacción / La Voz de Michoacán

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Aprovechando que tenía el uso del micrófono durante la ceremonia de graduación, una alumna de la Escuela Preparatoria Felipe Carrillo Puerto, de Pijijiapan, Chiapas, hizo público el acoso sexual que ella y sus compañeras sufrieron a su paso por la institución educativa por parte de varios docentes

Frente a padres de familia, directivos, maestros y sus compañeros, la estudiante sorprendió a todos al decir: “Es agotador y realmente triste que le tengan tanto miedo a las palabras y a la verdad. Trataré de ser breve”.

Ante la expectativa de los presentes, la estudiante señaló que durante años en la escuela ha habido maestros prepotentes, groseros y que discriminan a los estudiantes. “Dicen que no somos el tipo de jóvenes que había antes, pero, como maestros, ellos tampoco lo son; no tienen vocación. La mayoría de los maestros son hombres, y además de eso, son acosadores”, afirmó.

Además, reprochó el que, si bien no todos los docentes incurren en el acoso a las menores de edad, aun teniendo conocimiento de lo que sucede han optado por el silencio: “La plantilla que labora en esta escuela, en su mayoría son hombres, y más allá de eso, son acosadores. Aunque algunos no se identifiquen con la palabra o no se consideren parte del problema, muchos son amigos y defienden a sus compañeros a capa y espada. El mejor amigo de un acosador, suele ser otro acosador”

La joven dijo que el acoso del que ella y sus compañeras han sido víctimas empieza con miradas lascivas y mensajes insinuantes y ha llegado a intentos de establecer relaciones sexuales con las alumnas. “Lamento que me haya tocado a mí alzar la voz. Lamento decirlo hasta hoy”, dijo con la voz entrecortada. Y continuó: “No es un ataque directo a todos ustedes. Pero si alguien se siente con la libertad de lanzar comentarios fuera de lugar, dirigir miradas incómodas, culpar nuestras faldas o tener relaciones sexuales con menores de edad, entonces ahí está el problema”.

Durante su mensaje, la estudiante instó a sus compañeras que hubieran pasado por lo mismo que alzaran la mano. Para sorpresa de los asistentes, varias estudiantes levantaron la mano, lo que provocó conmoción entre padres de familia presentes. Algunas madres incluso comenzaron a gritar el nombre de la joven en señal de apoyo, mientras ella, con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos, continuó su intervención: “Muchas veces, por miedo a represalias o a ser señaladas, preferimos callar”.

Reconociendo que ella por fin se va de la institución, se dirigió a las alumnas de los semestres inferiores y les pidió no quedarse calladas ante cualquier forma de violencia. “No les deseo que tengan que hacerle frente a un hombre mayor, pero si les pasa, no se callen”.

Visiblemente conmovida, pidió a las autoridades educativas instalar un buzón de quejas y asignar a una psicóloga para brindar apoyo a los estudiantes, especialmente a las alumnas.

Finalmente, calificó su generación como la primera, en la historia del plantel, en denunciar abiertamente estos abusos: “Qué pena que hayan sido 30 años de permitirle esto a los maestros”.

Para cerrar, lanzó un mensaje: “Muchas veces el miedo nos frena. Nadie quiere ser señalado ni juzgado. No le deseo esto a nadie. A las chicas que están en segundo o cuarto semestre, no les deseo tener que enfrentar a un hombre mayor ni sentir que deben cargar con todo el peso de la escuela. Si alguna vez un maestro les ha dicho algo indebido o les ha enviado un mensaje inapropiado, hablen. No están solas”, y, dirigiéndose al director del plantel, indicó: “Yo fui compañera de su hija. Le juro que, si su hija hubiera estado en esta escuela, yo hubiera hablado por ella también”.