Castellanos nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México. Cuentan que era una mujer simpática, que tenía una buena conversación y, por supuesto, una gran reflexión
Adriana Sáenz Valadez, colaboradora La Voz de Michoacán
“En los labios del viento he de llamarme / árbol de muchos pájaros”
Rosario Castellanos
Escuchemos los cantos de las sirenas aladas, oigamos la buena nueva de las campanas, las palabras engrandezcan el revuelo. ¡Vengan, bailemos con las risas del viento! Festejemos que se cumplen cien años del nacimiento de Rosario Castellanos.
“[…] vengo desde el abismo hasta mis labios
que son como una torpe tentativa de playa,
como arena rendida llorando por la fuga de las olas”[2]
Castellanos nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México. Murió el 7 de agosto de 1974 como embajadora de México en Israel. Cuentan que era una mujer simpática, que tenía una buena conversación y, por supuesto, una gran reflexión.
“Soy hija de mí misma.
De mi sueño nací. Mi sueño me sostiene”[3]
Mary Frances Rodríguez Van Gort señaló: “aunque ha pasado medio siglo de su fallecimiento, es una de las autoras más vigentes en el mundo de las humanidades y las letras”.[4] Su presencia se debe, entre otras cosas, a su lucidez. Castellanos, en los ensayos que escribe sobre las escritoras francesas, señala que, por la profundidad de su análisis, la inteligencia de sus argumentos y la presteza de sus observaciones, Simone de Beauvoir y Simone Weil eran pensadoras lúcidas. Hoy, dada la transendencia del pensamiento de Castellanos, podemos afirmar que fue una pensadora mexicana de gran lucidez.
Desde la palabra y la metáfora, provocó reflexiones, horizontes de sentido que se abren al pensamiento y a la libertad. Fue narradora, poeta, dramaturga, escribió ensayos periodísticos, literarios y filosóficos. Fue funcionaria universitaria, filósofa, crítica literaria, académica, diplomática, promotora cultural y pensadora creativamente sagaz. Capaz de señalar el sinsentido de una estructura y, con la misma fuerza, nombrar lo sublime. A través de la ironía, la metáfora, los personajes y ambientes verosímiles, precisos, puso reflexión filosófica en la literatura.
La poeta y gran amiga de Castellanos, Dolores Castro, señaló que: “…la aportación de la escritora a la literatura mexicana fue que dio voz en medio del ruido ensordecedor a los indígenas, las mujeres y los pobres…”[5] En su narrativa, expuso algunos temas que se discutían en su tiempo, como el asunto indigenista. Sus textos presentan las diferentes visiones entre el amo y el indígena: las complejas formas de coexistencia, la explotación, la pobreza y la esclavitud. De forma novedosa, profundiza en las relaciones de poder y en las emociones, muestra un universo diverso, complejo. A través de la multiplicidad de enfoques, sin tomar partido, pauta respecto a las formas de ser indígena y al conocimiento que generan.
En un tiempo y espacio marcado para los hombres, fue escritora. Aún hoy, serlo es una labor que implica pasar por el fuego del patriarcado, resurgir de las cenizas simbólicas que conlleva el bastón de mando de quien nombra y designa. Una vez más, Castellanos cuestionó las nociones de esta racionalidad. Lo hizo para pensar, para crearse, para desde ahí encontrarse.
“Me quedo en las palabras
“igual que en un remanso, contemplando
“Cielos altos, profundos y tranquilos”[6]
Su poesía fue una forma de existir, un viento creado con palabras que unen las moléculas de su persona, de sus recuerdos, de sus sentimientos... A través de ésta, escuchamos la crítica moral y social, el canto a la vida, a la libertad.
“Arrullemos
con canciones de cuna a la memoria
y amemos esta zona devastada”[7]
En sus ensayos, como en su narrativa, podemos ver lo que la bruma de la racionalidad oculta. Es capaz de mostrarnos lo que en ese entonces no se veía, no se escribía, pero sí se vivía (se vive aún en muchos espacios): la condición de las mujeres en el ámbito patriarcal.
“Algunas cosas. Por ejemplo, un llanto
Que no se lloró nunca;
Una nostalgia de que me distraje,
Un dolor, un dolor del que se borró el nombre,
Un juramente no cumplido, un ansia
que se desvaneció como el perfume
de un frasco mal cerrado” [8]
El tema de la esencia del ser mujer, iniciado en Sobre cultura femenina, perduró a lo largo de su obra, atravesó su poesía, ensayos periodísticos y filosóficos, continuó en el tiempo hasta llegar a El eterno femenino. Cuestionó las representaciones con las que la cultura pensaba a las mujeres y expuso las formas en las que podían hacer cultura.
En Sobre Cultura femenina, tímidamente, postuló que las mujeres no tenemos esencia. Después de que conociera y leyera a Beauvoir, señala que vivimos cubiertas por capas que nos impiden ver más allá de esa bruma. Las imágenes que nos devuelve el espejo patriarcal son retratos ficticios de nuestro ser, deber ser y hacer. Señala que, aun en esa opalescencia, existe la posibilidad de que podamos conciliar nuestra conducta con nuestras estructuras más verdaderas, con nuestra última sustancia y entonces sí, resplandecer de hermosura, de sentido y de expresividad.[9]
La escritora fue siempre filósofa, pensadora y atalaya en la torre. En la vigilia propia de su labriego escuchó los susurros de las figuras creadas por las nubes. Interpretó las sombras que se mueven más allá de las montañas, leyó las formas de la humareda que se forman al escuchar las pisadas del que se avecina. Percibió las señales de lo que se mueve al interior de la racionalidad, de lo cotidiano. Máscaras que ocultan la esencia y cautivan al ser. Vio lo que se vivía y, sin advertirse, se obedecía. Entonces, dio señales de alerta. Atisbó ríos de libertad al proponer que, más allá del patriarcado, pueden existir otras formas de ser humanos y libres.
“Debe de haber otro modo que no se llame Safo
Ni Mesalina ni María Egipcia
Ni Magdalena ni Clemencia Isaura.
Otro modo de ser humano y libre
Otro modo de ser”[10]
¡Felicidades, Maestra!
Adriana Sáenz es doctora en Humanidades, trabaja en la Facultad de Filosofía de la UMSNH y usa toda trinchera para desestabilizar las opresiones: desde la academia, la calle, el pensamiento, el amor, la escritura, la irreverencia.
[1] Dos poemas en Dos poemas
[2] III Muro de lamentaciones en De la vigilia Estéril.
[3] II. Muro de lamentaciones en De la vigilia Estéril.
[4] López, Patricia (2025), La obra de Rosario Castellanos, vigente en las letras y humanidades en GACETA UNAM.Véase en: https://www.gaceta.unam.mx/la-obra-de-rosario-castellanos-vigente-en-las-letras-y-humanidades/
[5] Rosario Castellanos, la primera en dar voz a quienes no la tenían. Véase en: https://www.gob.mx/cultura/prensa/rosario-castellanos-la-primera-en-dar-voz-a-quienes-no-la-tenian-dolores-castro?state=published#:~:text=Para%20la%20poeta%2C%20narradora%2C%20ensayista,ind%C3%ADgenas%2C%20las%20mujeres%20y%20los
[6] 11 de Misterios gozosos en Poemas.
[7] Nocturno en Poesía.
[8] Economía doméstica, En la tierra de en medio
[9] La mujer y su imagen en Mujer que sabe latín….
[10] Meditaciones en el umbral en Otros poemas