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París, Francia

En el espléndido marco de los Juegos Olímpicos de París 2024, dos nombres resuenan con un eco de orgullo y emoción en el corazón de la nación: Osmar Olvera y Juan Manuel Celaya. Estos clavadistas, auténticos ejemplos de fortaleza y esfuerzo, han logrado colgarse la medalla de plata número 16 en clavados en la historia de México, un logro que trasciende los números y que consolida dicha disciplina como la número uno de nuestro país con mejor desempeño en Juegos Olímpicos.

El clavadista Osmar Olvera Ibarra, desde muy pequeño, sabía que su pasión estaba en el agua. A los 2 años de edad sabía nadar a la perfección y gracias a su tío materno, Eric, empezó a practicar clavados a los 4 años. Después de diversos retos como desprenderse de su familia a los 8 años de edad, mudándose a otra ciudad para empezar a entrenar de forma más profesional o su recuperación larga y tediosa con duración de un año, de una operación del ligamento que une el hombro con el bíceps, se convirtió en campeón mundial, durante esta competencia estuvo a sólo 2 puntos de cumplirle la promesa a su madre de “ganarle a los chinos”, promesa que hizo con tan sólo 8 años de edad.

Por otra parte, el también reconocido clavadista Juan Manuel Celaya Hernández, mejor conocido como “Meme”, es una muestra evidente de que si trabajas adecuadamente con tu aburrimiento, puedes lograr grandes hazañas. Desde muy pequeño, inició a practicar natación junto a su hermana, Ana, sin pensar que una visita a la Ciudad Deportiva de Monterrey lo haría enamorarse de los clavados debido a la fuerte adrenalina que lograron transmitirle. A pesar de diversos obstáculos, como la negativa de su madre de dejarlo ir a vivir a otro estado con tan sólo 11 años de edad para practicar de forma más profesional clavados, una oportunidad que sin duda le cambiaría su vida profesional, ha logrado consolidarse en el mundo deportivo del país.

Al respecto del triunfo, Mary José Alcalá, presidenta del Comité Olímpico Mexicano, expresó: “Estoy muy orgullosa, hoy Osmar y Juan Manuel demostraron de qué están hechos. Llegaron hasta aquí por su familia y su esfuerzo, algo que hay que reconocerles de pie, gracias por permitir a los mexicanos disfrutar de su medalla, sin duda son unos jóvenes fregones. No tengo duda de que en 4 años tendrán mucho qué dar”.

Sin lugar a dudas, este acontecimiento deja una marca imborrable en la historia deportiva de nuestro país, subrayando con un brillo especial la relevancia y la pasión que nuestros atletas acuáticos aportan al escenario internacional.