Tarímbaro, Michoacán
Las copiosas lluvias de julio no han borrado los estragos de la sequía que arrastran desde mayo los labriegos de Tarímbaro. Todavía resienten en los generosos campos de cultivo de esa zona el rigor del clima que los bocabajeó.
Tuvieron que subir y hasta dobletear el precio de las hortalizas que cultivan con pasión. De eso viven “y no había de otra “. Mientras, el clamor de las marchantas se acentuaba en los mercados de Morelia por el “alza desmedida”.
La plática con los productores en los mismos campos de cultivo es extraordinariamente aleccionadora. Platican que, por ejemplo, el precio del cilantro, una legumbre que antes se regalaba, experimentó un alza de casi el 100%, alcanzando hasta 180 pesos el manojo. En meses previos a la sequía, su precio era de 30 pesos un manojo generoso.
Los productores, reacios a platicar de su batallas campiranas, cuentan que a pesar de que en los mercados minoristas el cilantro puede llegar a venderse a 180 pesos, ellos reciben un pago de 70 pesos por manojo.
La llegada de las lluvias ha traído esperanza a los productores de esta zona. “Este mes se ve muy bien de agua, pero con un mes no es suficiente para recuperar lo perdido”, dice José, un productor de los mejores rábanos en la zona.
El impacto de la sequía no sólo se refleja en los precios, también en los volúmenes de producción. “Si antes sacabas cinco toneladas de rábanos, este año apenas llegas a una o dos, fácil un 60% menos de producción” reportan las cuentas de José.
Reflexiona que esta baja afecta no solo los ingresos de los productores, también la proveduría de hortalizas en los mercados de Morelia.
Pese a sus preocupaciones, los agricultores de Tarímbaro están contentos por las lluvias de las últimas semanas, porque podrán recuperar parte de la producción perdida.
Mientras, en los mercados de Morelia se mantiene el alza de precios al cilantro, jitomate, rábanos y demás hortalizas básicas en el plato de los morelianos.