Un libro hablado a dos voces que muestra cómo el cariño, la amistad y el amor impulsan a seguir adelante
Yazmin Espinoza, colaboradora La Voz de Michoacán
“Me había jurado no volver a comer tierra y ahora me quema la lengua y me ruge el estómago reclamándola. La tierra está llena de secretos pero no para mí.”
- Dolores Reyes, “Miseria”.
¿Las segundas partes no son buenas? Pues lean “Miseria”.
La continuación de la primera novela de Dolores Reyes, “Cometierra”, que fue publicada en 2019, llevó a librerías apenas a finales del año pasado y sus fans estábamos listos para devorar la historia después de tantos años; pero valió la pena la espera.
La primera novela nos presentó a Cometierra, una joven que tiene visiones cuando ingiere tierra que pisaron las personas desaparecidas, lo que la ayuda a resolver los crímenes que las envuelven.
En esta segunda parte, Cometierra ha elegido un barrio nuevo y no volver a usar su poder adivinatorio nunca más. Rodeada de desconocidos, va saliendo poco a poco de su encierro y aprende a manejarse en su nuevo entorno, al tiempo que aguarda el nacimiento de su sobrino, hijo de su hermano Walter y de su novia, Miseria. Es precisamente esta última quien, al ver en el don de Cometierra un lucrativo potencial económico, la anima a recuperar las visiones que le permitían encontrar a gente desaparecida. Para ello, tendrá que resolver casos recientes y antiguos, desvelar secretos de su historia familiar y poner su vida en las manos de una bruja más poderosa que ella.
Entre edificios que tapan el cielo, negocios y carteles que transforman la noche en día y multitudes en movimiento, Cometierra va acostumbrándose a la ciudad. Sin embargo, cuando resurge del insomnio y las pesadillas, se encuentra con el reclamo de Miseria, la novia de su hermano Walter, quien le asegura: “Cometierra, acá desaparece gente todo el tiempo. Acá tu don es oro”.
Este libro a diferencia del primer libro esta hablado a dos voces. Por un largo, tenemos a Miseria la novia de el Walter, el hermano de Cometierra, que está atravesando un embarazo adolescente y, en medio de todas sus dudas y reflexiones, nos cuenta también un poco más de su vida y cómo la precarización ha estado presente desde el principio. Sin embargo, también nos muestra cómo, a su manera, ha logrado que cosas como el cariño, la amistad y el amor en sus diferentes manifestaciones, la saquen adelante.
“Si las mujeres nos juntamos para todo, para hacer las compras, para tejer, para contarnos cosas, para cocinar nuestros alimentos y llevar a los niños a la escuela, ¿por qué íbamos a parir separadas unas de otras?”, señala una de las frases en el libre que toma su tiempo también para desarrollar el tema de la violencia obstétrica.
En medio de todo eso, Miseria le repite a su amiga y cuñada que su don es oro pues, a la espera de su primogénito, intenta convencer a la Cometierra de que retome la búsqueda a las víctimas de la trata o de violencia misógina.
“¿Se acordará, todavía, mamá de mí? Doce años es mucho tiempo. Morirse es más tiempo todavía. Vuelvo a buscarla en la foto. Yo salí de su cuerpo abierto como se abre la oscuridad de la noche al mostrarme cosas. Pienso en Miseria arriesgándose a eso, tener que preocuparse por un hijo para siempre, tanto que ni siquiera muerta te deje de joder”.
Una de las frases que más me marcó de esta lectura fue la de: “Seguir buscando es una forma de luchar”, y es que justo la insaciable búsqueda de los familiares de las desaparecidas son, si me pregunta, el corazón de la novela.
En varias entrevistas la autora ha explicado que hablar de las desapariciones fue importante, pues recuerda que creció viendo muchas organizaciones en Argentina y México de madres buscadoras.
“En nuestros países latinoamericanos ese don pequeño adquiere una significación enorme, una significación social, y ‘Cometierra’ nunca usa su don para sí misma, sino que justamente lo pone en función de todas las buscadoras”, compartió a un medio de comunicación mexicano.
La relación entre Miseria y Cometierra fue clave también pues, juntas, logran sacar un negocio adelante y, no sólo eso, sino crear una red de amigas que las ayudan en varias etapas de su nueva vida. Los personajes femeninos que llegan a sumar fuerzas ante los problemas del día a día son una muestra de amor y de esperanza.
“Me interesaba transitar otra experiencia, que es la importancia que tienen otras mujeres en todas nuestras vidas y la amistad entre mujeres, que tampoco es un tema tan tratado literariamente”, señaló Reyes en una entrevista en Ciudad de México.
El maltrato hospitalario, la explotación laboral, la educación sexual, los conflictos familiares de diverso tipo e incluso la adolescencia queer son algunos otros de los temas que la novela toca lateralmente mediante una narración alternada entre Cometierra y Miseria que te da un panorama más completo de lo que está pasando en las más de 300 páginas que tiene la novela.
Al final, Dolores Reyes decide introducir además en la historia una nueva antagonista, más allá de la violencia territorial, una bruja que ve en Cometierra una amenza. Pero el enfrentamiento final con la bruja del ojo azul no se termina por resolver en Miseria, y nos deja ver una eventual continuación que complete la trilogía.
“Llegar al mundo e irse no son cosas que haya que hacer solas. Si las mujeres nos juntamos, ahí está nuestra fuerza”, dice la señora que vende el pan a Cometierra.
Y no podría estar más de acuerdo.
DATOS SOBRE EL LIBRO
Autora: Dolores Reyes
Editorial Alfaguara
336 páginas
Año 2023
Sobre Yazmin Espinoza
Comunicóloga enamorada del mundo del marketing y la publicidad. Apasionada de la literatura y el cine, escritora aficionada y periodista de corazón. Mamá primeriza. Lectora en búsqueda de grandes historias.
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