Larga vida para La Voz del pueblo. Larga vida para quienes han sido, son y serán parte de La Voz de Michoacán
Redacción / La Voz de Michoacán
Michoacán está escrito en las páginas del periódico La Voz, fundado hace 77 años por José Tocavén Lavín, cuyo legado se ha mantenido vigente, con sellos particulares de quienes han liderado este barco: Rogelio Guzmán, Miguel Medina Robles y por Álvaro Medina González.
Su pasado, su presente y su futuro tienen la misma consigna: ser “La Voz del pueblo”. El periódico, que circula sí o sí por las rutas del estado, ha sido un fiel testigo del acontecer del estado, mismo que juega un rol protagónico en el concierto nacional.
Su redacción ha sido el aula más grande de comunicación que ha tenido Michoacán. En los hechos se trató de la primera escuela de periodismo en el estado. Cientos de plumas han pasado por ella, formándose o inyectando su talento para informar a nuestra sociedad, garantizando el acceso a la información, derecho humano consagrado en la Constitución.
En cada uno de sus procesos, miles han entregado su vida en todos los sentidos de la palabra.
La Voz del Pueblo no solo sigue contribuyendo al debate público basado en datos y hechos fidedignos, en contenidos plurales y fieles a la coyuntura, sino que también atiende las preocupaciones de una comunidad altamente fragmentada y segmentada, liderando y siendo influyente no sólo por la historia que le acompaña, sino por la audiencia a la que llega a través de su multiplataforma, que lejos de mirar el fin de esta casa editorial, tiene por delante un futuro promisorio gracias a ese nivel de adaptabilidad.
La misión de La Voz no ha cambiado. Es y seguirá siendo “decir la verdad, exigir justicia cuando hay que denunciar inmoralidades y cuando hay que desenmascarar a los fariseos”. Desde casi ocho décadas se ha mantenido ese propósito, porque se entiende que la sociedad merece contenidos que cumplan con la premisa básica de veracidad y oportunidad, aunque ésta se pueda entender desde una perspectiva particular.
En la última década Álvaro Medina ha encabezado la transformación de esta casa editorial, aunque desde su juventud acompañó a su padre en el posicionamiento de ella. No se puede concebir a este medio de comunicación igual que hace 10 años, o más. Cada coyuntura nos obliga a cambiar de velocidad o a meterle el acelerador.
La línea editorial posiciona a La Voz de Michoacán como un medio de comunicación adelantado, a través de sus contenidos, que piensan en el lector como primera audiencia. Aunque todo pueda ser o parecer cíclico, los personajes cambian, y la historia debe ser contada nuevamente y en esta institución se tiene perfectamente claro.
Así, teniendo como matriz la edición impresa, La Voz pasó de ser el diario que se publicaba desde una vieja casona del Centro Histórico, en la calle de Quintana Roo número 186, a ser una empresa que ofrece diversas plataformas informativas y también de entretenimiento, además de servicios como paquetería, que hoy se consolida como una oferta viable para los clientes que confían en una compañía netamente michoacana.
De esta manera, la información ya no sólo se lee en el papel y con tinta ecológica, sino que se puede acceder a ella desde una computadora o un dispositivo móvil para tenerla prácticamente cuando sucede, sin descuidar el esmero editorial que ha caracterizado a este diario a lo largo de 77 años de vida.
La Voz del Pueblo tiene claro que Michoacán es un estado diverso, plural y complejo, y que debe responder a esa altura. Aún se escucha en cualquier rincón, en el mercadito o en un negocio, reafirmar aquella vieja frase de que “si lo dijo La Voz, es así”.
La Voz de Michoacán está obligada a ser y seguir. No puede bajar el ritmo, porque es una institución, y porque es patrimonio del estado. Esa idea está muy clara en el quehacer de cada uno de sus integrantes, a quienes se les reconoce cada esfuerzo realizado, cada nota escrita, y cada periódico creado. Han sido, hasta el día de hoy, 26 mil 32 historias contadas.