Morelia, Michoacán
Con una bala en la cabeza, infestada por larvas, desnutrida y deshidratada arribó al Instituto Municipal de Protección Animal (Impa) una pequeña lomita, sobreviviente del maltrato y la crueldad en contra de los animales, una historia de dolor, pero también de resiliencia.
Fue en la colonia Villas del Fresno, aledaña al Puerto de Buenavista, donde se generó un reporte al Impa de presunto maltrato a una perrita. Al conocer de la queja, el responsable del ejemplar la hirió con un arma de fuego, en la cabeza, para luego amarrarla de sus patitas, llevársela a un sitio desconocido y amenazar a los reportantes.
De acuerdo con la directora del Impa, Minerva Bautista Gómez, al desconocer su paradero se preveía un caso muy complejo para la Fiscalía General del Estado (FGE). No obstante, poco más de un día después de la agresión, el animal regresó a la zona y fue atendido por el personal del instituto, donde, a pesar de una primera impresión adversa, se dio un pronóstico de recuperación.
“Estaba en celo, la sangre había llevado a que se llenara de larvas, tenía desnutrición y deshidratación, y una bala se alojaba detrás de sus ojos, lengua y paladar, aunque no tocó órganos y tejidos vitales. En esas condiciones lamentables, la recogimos, la atendimos, fue operada y esterilizada y hoy se recupera para ir a un hogar temporal, mientras se lleva a cabo el proceso legal para que pueda ir a un hogar permanente”, explicó.
Todavía no tienen nombre, pero “la pequeña lomita puede tener una esperanza y lo primordial ahora es lograr justicia y que el agresor no quede impune”, mencionó Bautista Gómez.
En espera de justicia, 116 casos de animales víctimas de abuso y crueldad
Lamentablemente, el caso de la pequeña lomita es uno de 116 que el Impa ha dado en vista a la FGE, de los que 92 por ciento no tienen avances y permanecen estancados.
En la FGE solo se tiene un perito veterinario para intervenir en los casos de delitos contra los animales en la entidad, lo que ocasiona que “no pase nada, porque no llega a tiempo para salvar a los ejemplares o para preservar las pruebas del delito”.
Además, a la baja pena de cárcel que alcanzan los delitos en contra de los animales, hasta dos a seis meses, al ser considerados ilícitos no graves el presunto responsable puede beneficiarse de mecanismos alternativos de justicia, como los acuerdos reparatorios.
En estos procedimientos, expuso Minerva Bautista, los mediadores privilegian al agresor, lo que limita la posibilidad de justicia para los animalitos.
“Nosotros hacemos avances en los reportes, pero en la FGE se hace un cuello de botella que propicia la impunidad”, advirtió.
Este año, solo el caso de Camilo, burrito explotado para trabajar, ha sido judicializado, y aun en los casos graves la autoridad no aplica medidas severas.
Refirió que existe un criterio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que permite al juzgador sancionar como graves los delitos contra los animales donde se observa extrema crueldad.
Ante la operación de un único perito veterinario en la FGE, se tiene la propuesta de certificar al personal del Impa para desahogar, al menos, los casos acumulados en Morelia.