De llevarse a cabo las políticas migratorias que plantea el próximo presidente de Estados Unidos, los cárteles no sólo aprovecharán para traficar personas, también aumentarán los precios de los narcóticos
Agencias / La Voz de Michoacán
La promesa del presidente electo Donald Trump de tomar medidas drásticas contra los migrantes indocumentados podría beneficiar a grupos criminales que tienen la oportunidad de obtener precios más altos y nuevas oportunidades si se produce el caos y la confusión que se esperan de una segunda administración de Trump.
Aunque aún se desconocen los detalles de la política de Trump hacia los migrantes, las líneas generales parecen claras: deportación masiva y fortificación de la frontera. Algunos defensores de los migrantes dijeron que ya estaban viendo “el efecto Trump”, con respecto a la posible fortificación de la frontera, según un reporte de InSight Crime.
Ismael Rodríguez, un abogado que trabaja con migrantes en el refugio Casa de la Misericordia y de Todas Las Naciones en Nogales, Sonora, a lo largo de la frontera con Arizona, dijo que los traficantes estaban aprovechando la elección de Trump para inyectar un sentido de urgencia en el mercado, y, en consecuencia, aumentando los precios. La narrativa, según Rodríguez, era que Trump iba a sellar la frontera por completo.
“Ellos te la venden así”, dijo. “Te dicen es que ni siquiera nosotros te vamos a poder pasar [tras la toma de posesión de Trump]. ¡Caramba!”
Rodríguez dijo que algunos traficantes también estaban vendiendo citas falsas que decían haber obtenido a través de CBP One, la aplicación telefónica de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos. La aplicación es relativamente nueva, pero ha cambiado la forma en la que algunos migrantes se dirigen al norte, añadió el abogado. Muchos intentan ahora reservar sus citas desde su lugar de residencia en México, y luego viajan a las zonas fronterizas una vez que se les ha concedido la primera entrevista.
Aun así, a menudo se encuentran con problemas en el camino. Según testimonio de migrantes, grupos criminales controlan los servicios de autobuses y taxis, que conducen a sus pasajeros a controles de carretera donde pueden ser interrogados, extorsionados y secuestrados.
Una guerra de cárteles equivale a una pesadilla para los migrantes
Los enfrentamientos entre varias facciones locales del Cártel de Sinaloa —que comenzaron en agosto tras la captura de Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, y Joaquín Guzmán López, en Estados Unidos— también han hecho que el viaje sea más peligroso que antes, dijeron los entrevistados.
Un investigador radicado en el norte de Sonora, que pidió el anonimato por cuestiones de seguridad, dijo que la organización criminal que controlaba la zona se alineó con Los Chapitos, uno de los tres pilares del Cártel de Sinaloa que ahora lucha con los remanentes de la organización del Mayo Zambada.
Gustavo, otro mexicano que intentaba migrar a Estados Unidos, dijo a InSight Crime que estas facciones criminales se disputan a los migrantes y el control de corredores y puntos de cruce específicos. Si los guías asignados a un grupo criminales se desvían hacia el corredor de un rival, dijo, los rivales los secuestrarán y exigirán una suma igual o mayor para cruzar a Estados Unidos.
Las batallas también se han desplazado más al sur, añadió el investigador. Antes, los migrantes podían llegar con relativa facilidad a Altar o Caborca, dos ciudades del norte de Sonora que sirven de punto de escala para algunos de estos grupos criminales y traficantes de migrantes. Ahora, grupos criminales rivales colocan vigilantes para detener vehículos en Hermosillo, al sur de esas dos ciudades fronterizas, en un intento por apoderarse del tráfico de migrantes.
En algunas zonas donde no disponen de personal suficiente, las organizaciones criminales han instalado trampas explosivas y ponchallantas entre Altar y Sásabe, un importante paso fronterizo en la frontera de Arizona.
Más migrantes, más oportunidades para los criminales
Las políticas de la administración Trump parecen estar preparadas para aumentar el número de migrantes a lo largo de la frontera y la cantidad de tiempo que tendrán que estar en esta zona. Además de los miles de deportados potenciales, grupos de defensa de los migrantes afirman que es muy probable que la administración Trump reinstaure la política de “Permanecer en México”, que obligaba a miles de migrantes que solicitaban asilo a permanecer en México mientras sus peticiones se abrían camino a través del sistema estadounidense. La administración también podría eliminar los visados que otorgan estatus legal a las víctimas de determinadas actividades criminales.
Lo ideal, según los abogados, sería que la gente esperara a sus citas y luego hiciera el viaje. La aplicación CBP One ayuda en este sentido, pero muchas personas no tienen esa opción. Un migrante llamado Hernando dijo que huía de bandas criminales que extorsionaban su heladería en el centro de México y que lo habían amenazado a él y a su familia porque ya no podía pagar.
Otra migrante, Natalia, dijo que huía de “las cuatro letras”, en alusión al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones criminales más violentas y poderosas de México. Eran “sofisticados”, dijo a InSight Crime. Se habían infiltrado en el Sistema de Administración Tributaria, lo que les permitía saber lo que ganaba y obtener una estimación aproximada de su vivienda y otros bienes, y extorsionarla en proporción. Al final le pidieron una cantidad que no podía pagar, por lo que se dio a la fuga. Por el camino se encontró con problemas que iban más allá de los criminales, entre ellos, policías corruptos y militares lascivos. “No confío en la policía. No confío en nadie”, dijo.
De sur a norte, sin lugar para esconderse
El problema se extiende mucho más allá de este corredor. Provincias tan al sur como Chiapas, que se encuentra a lo largo de la frontera con Guatemala, se han convertido en zonas de caza para grupos criminales que se aprovechan de los migrantes. José Israel Ibarra, profesor de migración y derechos humanos en el Colegio de la Frontera Norte (Colef) en Nogales, dijo que hasta el 60% de los migrantes que vio en su investigación en Tijuana eran mexicanos que habían huido del crimen organizado.
“Lo que yo sí señalaría es que necesitas tener mecanismos para proteger a la gente que está llegando desplazada por causas relacionadas con el crimen organizado”, dijo. “Es decir, espacios seguros o convertir los albergues en espacios seguros”.
Pero no existen tales mecanismos. En cambio, los migrantes se enfrentan a largas esperas en condiciones económicas precarias, rodeados de grupos criminales depredadores que también estafan a sus víctimas. Hernando, por ejemplo, contó a InSight Crime que había pagado 80.000 pesos (unos US$4.000) para que él y sus tres hijos cruzaran la frontera con la falsa promesa de que podrían permanecer en Estados Unidos mientras sus solicitudes de asilo pasaban por el sistema estadounidense. Lo que no sabía era que el presidente Joe Biden había cambiado esa norma en junio y, en 24 horas, Hernando y sus hijos habían sido deportados a Nogales.
“Si lo hubiera sabido, no lo habría hecho”, dijo a InSight Crime durante una entrevista en un refugio para migrantes en Nogales.
La estafa es típica de grupos criminales que se aprovechan de la confusión y la desesperación de los migrantes, según declararon a InSight Crime abogados de dos centros de acogida de migrantes.
Hernando agregó que el traficante ya no respondía a sus llamadas.