Una de las festividades católicas más representativas de la Región Lacustre es la que se realiza en honor al Señor del Rescate.
Angélica Ayala, Colaboradora La Voz de Michoacán
Tzintzuntzan, Michoacán.- La festividad en honor al Señor del Rescate, es de las más representativas de la Región Lacustre que congrega a las comunidades de la ribera del lago de Pátzcuaro, principalmente, quienes llegan cada año a rendirle su fe. La festividad está enmarcada en las tradiciones de los pueblos purépechas; con la donación de los castillos, las ofrendas, la orquestas y todo elemento que amalgama la creencia indígena con la católica.
La imagen se encuentra en la iglesia de Santa Ana, el lienzo que representa al Señor del Rescate es de Jesús cuando es azotado por los soldados romanos y forma parte de una colección del antiguo convento de San Francisco, donde se narraba la pasión de Jesús, mismas que datan del año 1527.
Con el inicio del novenario que enmarca una procesión con el cuadro original del Cristo del Señor del Rescate que realizan al interior del atrio de Los Olivos y una réplica del mismo que peregrinará por la avenida principal de Tzintzuntzan, iniciarán oficialmente las festividades este próximo 16 de febrero, y hasta el lunes 24 donde se tiene prevista la alborada con las bandas de música por las calles del pueblo, habrá confirmaciones y también la recepción de la obra son quienes donan los cohetes de la comunidad de Ojo de Agua y la familia Tovar Ceras.
Ese mismo día, también tendrán la recepción de los castillos que este año son donados por la familia Zaldivar y la comunidad de Ucazanastacua, por la tarde recibirán a las coronitas, son las imágenes del Señor del Rescate que están dentro de un nicho y durante todo el año las familias responsables pidieron limosna que llevarán como ofrenda.
El día principal de la festividad, es el martes 25 de febrero, iniciará a las cinco de la mañana con las mañanitas, repique de campanas y la alborada, así como la quema de pólvora. Continuarán con la celebración eucarística y la procesión de la cera que iniciará en Las Yácatas, es cuando los fieles llevan como ofrenda cirios y veladoras que entregan a la iglesia para el Señor del Rescate, además de la concelebración y la quema del castillo por la noche.
Durante todo el día la Danza del Señor del Rescate, baila en el atrio de Los Olivos donde se encuentra la iglesia, misma que la conforman señoritas que se visten de blanco y simulando el ropaje del Señor del Rescate, se colocan una capa roja, las acompañan los changos y diablos, que también bailan al son de la música de cuerda, algunas participan por alguna manda prometida o simplemente por la fe que le tienen a la imagen de Jesús siendo azotado por los soldados romanos.
Otra de las tradiciones representativas de esta festividad que congrega a las comunidades de Pátzcuaro, Erongarícuaro, Quiroga y Tzintzuntzan, principalmente, aunque también llegan de la Meseta Purépecha, es que la fiesta es organizada por los cargueros y mayordomos, quienes con al menos seis meses de anticipación empiezan a coordinarse para organizar la celebración del Señor del Rescate, son matrimonios que tienen cumplidos 25 años de casados, quienes participan y lo hacen como una promesa por algún milagro recibido o por alguna promesa enmarcada en su fe.
Historia del Señor del Rescate
De acuerdo a los datos históricos, a finales del siglo XVII en la región lacustre, azotó la peste de la viruela, que a diario cobraba la vida de cientos de vidas, el texto narra: “en unos de estos días de terror el guardián del convento franciscano afija su mirada suplicante en la efigie de Cristo en el pretorio de Pilato e intercede en favor de esta raza de Caltzontzin exclamando ¡Padre mío Santísimo, rescátalos del poder de la muerte por esa tu sangre derramada! El señor escuchó la plegaria del religioso, porque desde ese momento cesó la peste.
Los purépechas agradecidos por tan gran favor, celebraron una fiesta en su honor asignándole, como es su costumbre, cargueros y mayordomos, desde entonces, año con año, ocho días antes del martes de carnaval, miles de fieles devotos de Michoacán y de otros Estados, vienen en peregrinaciones a pagar sus mandas con milagros y retablos, con cirios y ofrendas.