Morelia, Michoacán, 05 de julio de 2024.- La noche del jueves fue el debut orquestal de la Sinfonietta en el marco de las actividades de verano del Festival de Música de Morelia. La elección de la parroquia de Fátima como sede de uno de los conciertos resultó un tanto sorpresiva, pero cumplió con su cometido. Ubicada en donde antiguamente existía el ahora desaparecido Templo de la Concepción, la parroquia inaugurada en 1953, tiene como rasgos particulares tres accesos rectangulares enmarcados por dos torres de campanario de escasa anchura. Pero sin duda, lo más significativo es el vitral en forma de sol que roba las miradas en la fachada, a la que se llega por una corta escalinata con barandales.
Tras este breve repaso histórico, volvemos a la Sinfonietta, que con sus 39 integrantes tuvo arduos ensayos a lo largo de la semana. Además de perfeccionar sus habilidades individuales bajo el cuidado de destacados tutores, los jóvenes músicos tuvieron la oportunidad de ensayar como un conjunto orquestal, bajo la dirección del maestro Juan Felipe Molano.
El programa de la noche estuvo integrado por piezas del compositor de origen austriaco y más tarde nacionalizado inglés Georg Friedrich Händel, así como del mexicano Manuel Enríquez y del soviético Prokofiev.
De Händel interpretaron la obertura de Música para los reales juegos de artificio, composición que tiene la peculiaridad de haberse hecho por encargo del rey Jorge II de Gran Bretaña, para celebrar el final de la Guerra de Sucesión Austriaca en 1749, uno de los tantos conflictos que cimbraron la Europa del siglo XVIII. La firma del Tratado de Aquisgrán, que puso fin a la guerra, sería celebrada con fuegos artificiales en Londres y la música compuesta por Händel acompañaría el evento, aunque al final terminaría robándose el espectáculo.
Manuel Enríquez fue un destacado compositor y violinista mexicano. Nacido en 1926, en Ocotlán, Jalisco, Enríquez se destacó por su temprano talento que lo llevó primero a la Orquesta Sinfónica de Guadalajara, en donde estrenó su primera composición orquestal en 1954, para posteriormente estudiar en la prestigiosa Juilliard School de Nueva York, además de las universidades de Columbia y Princeton, gracias a una beca de la Fundación Guggenheim. El Concierto barroco para dos violines (1978), confirma la tendencia del jalisciense para explorar nuevas técnicas de composición, alejadas del nacionalismo en el que le tocó pasar buena parte de su juventud.
La Sinfonía no. 1, conocida como “La Clásica”, de Prokofiev, fue compuesta durante la Revolución de 1917. No es precisamente una obra inspirada por los acontecimientos que precipitaban la caída de la Rusia de los zares, es más bien su acercamiento a la estructura tradicional de la sinfonía, pero agregando elementos más acordes a su época y además de corta duración.
Las actividades de la Sinfonietta continúan durante todo el fin de semana, todavía hay dos conciertos más y hay boletos disponibles en el sitio oficial del FMM y las oficinas que se encuentran en la calle Galeana.