La zona limítrofe entre los estados de Michoacán y Jalisco, donde se ubica Apatzingán, concentra alrededor del 40% de todos los decomisos de AEI en el país

Agencias / La Voz de Michoacán

Una reciente serie de ataques con artefactos explosivos improvisados en México apunta a una generalización de tácticas de guerra entre grupos criminales. La zona limítrofe entre los estados de Michoacán y Jalisco, donde se ubica Apatzingán, concentra alrededor del 40% de todos los decomisos de AEI en el país.

El 27 de enero, un helicóptero del Ejército Mexicano sobrevolaba un cerro en Apatzingán, en el estado de Michoacán, cuando fue atacado por un grupo criminal con disparos y un dron cargado con un artefacto explosivo improvisado (AEI), según informaron medios locales.

Días antes, en el municipio de Río Bravo, en la frontera con Texas, un vehículo del gobierno mexicano detonó un AEI que había sido colocado en la carretera, hiriendo a su conductor.

El uso de AEI parece volverse cada vez más común en México. Según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) obtenidos por , entre 2020 y 2021 solo se registraron tres decomisos de estos artefactos en el país. Sin embargo, en 2022 la cifra se disparó a mil 375.

Desde entonces, la tendencia ha seguido en aumento. En 2023, las autoridades reportaron mil 681 decomisos, y para octubre de 2024, el último mes para el que había datos disponibles, ya se habían contabilizado mil 571.

La distribución geográfica de los decomisos también se ha expandido. Entre 2021 y 2022, los casos se concentraron en Michoacán, Chihuahua y Guanajuato, estados con intensos conflictos entre grupos criminales. Y, aunque se siguen concentrando en lugares de alta conflictividad criminal, para octubre de 2024, las autoridades habían detectado AEI en 25 de los 32 estados del país.

“Los AEI ahora están completamente integrados en los arsenales de los carteles […] Aunque se han utilizado desde hace décadas, desde mi perspectiva, parece que son mucho más prevalentes ahora”, dijo a InSight Crime Robert Bunker, fundador del Small Wars Journal – El Centro.

Menores costos, mayor acceso

El aumento del uso de los AEI por grupos criminales podría estar relacionado con su facilidad de fabricación.

A diferencia del armamento militar, los AEI pueden elaborarse a bajos costos y no requieren una gran intervención tecnológica ni materiales complejos. Los primeros artefactos decomisados en Michoacán en 2021, por ejemplo, eran tubos de plástico rellenos con pólvora y fragmentos de metal, según reportes de prensa.

Aunque desde entonces se han sofisticado, siguen fabricándose con materiales accesibles. Por ejemplo, casos recientes muestran que el tubo de plástico ha sido reemplazado por uno de metal, que al explotar puede causar mayores daños. Además, se han incorporado en minas antipersona y en drones para potenciar su poder de ataque.

“Son baratos y rápidos de hacer. Es mucho más fácil el adiestramiento para usarlos [comparado con otro tipo de armamento]”, comentó a InSight Crime Paloma Mendoza, investigadora del Centro de Estudios de Seguridad, Inteligencia y Gobernanza del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Para los grupos criminales, los AEI son una estrategia para reducir su exposición al riesgo durante actos violentos. Según Bunker, suelen emplearse para intimidar a víctimas de extorsión, bloquear caminos y obstaculizar el paso de grupos rivales o fuerzas del Estado, así como para bombardear objetivos específicos, como campamentos de sicarios enemigos.

En ese sentido, Mendoza coincide con Bunker. “Son parte de una táctica de guerra para imponerse ante rivales y protegerse de operativos del Estado”, dijo la analista.

El epicentro

La zona limítrofe entre los estados de Michoacán y Jalisco, donde se ubica Apatzingán, concentra alrededor del 40% de todos los decomisos de AEI en el país.

Este es uno de los principales frentes de guerra entre el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y grupos armados locales que resisten su expansión, como los Caballeros Templarios, los Viagras, remanentes de la Familia Michoacana, Carteles Unidos y grupos de autodefensa.

En Apatzingán, que encabeza la lista de decomisos, se han encontrado varios inmuebles utilizados como fábricas clandestinas de AEI. En enero, la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán reportó el hallazgo de 60 artefactos en una sola vivienda, los cuales se presumía iban a ser utilizados en drones.

El creciente uso de AEI ha tenido un impacto significativo en la población local. Según Julio César Franco, consejero del Observatorio Regional de Seguridad Humana de Apatzingán, el creciente uso de AEI ha impedido el tránsito seguro, lo que ha afectado actividades esenciales como la producción agrícola, el funcionamiento de escuelas y el abastecimiento de productos básicos.

“Es parte de un clima de violencia y prácticas criminales que se han vuelto habituales en la región. El sentido de riesgo nos ha vuelto presos en nuestros propios domicilios”, dijo a InSight Crime.

La zona también ha recibido una fuerte presencia considerable del Ejército para combatir el control de los grupos criminales, lo que ha derivado en varios enfrentamientos armados. Entre 2021 y enero de 2025, la SEDENA documentó 17 ataques con AEI en contra de soldados en esta región, según datos obtenidos por InSight Crime.

El CJNG ha sido el principal grupo en emplear estos artefactos contra las fuerzas armadas. En enero de 2024, por ejemplo, un convoy del ejército ingresó a una localidad en Jalisco que presuntamente había sido minada por la organización. La explosión causó la muerte de cuatro militares y obligó al ejército a retirarse.

Otros grupos locales también han comenzado a adoptar AEI para impedir el paso de las fuerzas armadas por sus territorios. La agrupación Cárteles Unidos, por ejemplo, presuntamente estuvo detrás de un explosivo que causó la muerte de dos soldados y dejó a otros cinco heridos en el municipio de Cotija en diciembre de 2024, según declaraciones del secretario de Defensa, Ricardo Trevilla.

Creciente generalización

Aunque Michoacán y Jalisco concentran la mayoría de los eventos con AEI, otras regiones del país también están viendo un aumento en el uso de estos explosivos en conflictos criminales.

En Sinaloa, donde recientemente se ha producido una fractura entre las facciones del Cartel de Sinaloa, las autoridades han comenzado a decomisar decenas de explosivos y drones. De acuerdo con reportes de medios locales, estos se han utilizado tanto en atentados directos como para destruir la infraestructura de grupos rivales.

Guerrero, Zacatecas y Sonora también han registrado aumentos exponenciales en las cifras de decomisos de AEI en los últimos dos años, según los datos de la SEDENA. Estos estados han sido escenario de constantes atomizaciones de grupos criminales, los cuales luchan por el acceso al tráfico de drogas, la extorsión y el tráfico de migrantes.

Para Bunker, el incremento en la competencia criminal en el país es una de las principales razones para el creciente uso generalizado de AEI.

“Cuando un territorio es disputado por carteles opuestos de fuerza similar, la intensidad de los combates hace que su personal recurra a tácticas y armamento más propios de los militares”, dijo a InSight Crime.

Mientras tanto, Mendoza agrega que otros grupos podrían estar imitando esta estrategia tras ver su efectividad. Una dinámica similar ocurrió en la década de 2010, cuando varias organizaciones criminales comenzaron a replicar las tácticas militares y la violencia extrema de los Zetas.

“Es una innovación. Los grupos criminales siempre están buscando nuevas ideas”, señaló.