Morelia, Michoacán, 10 de junio de 2024.- Se sabe que ningún viento político sopla en el estado de México sin la voluntad del Grupo Atlacomulco.
Esta secta operó, por ejemplo, para que Enrique Peña Nieto ganara la presidencia de la República en 2012. Y lo hizo también en favor de Andrés Manuel López Obrador (2018) y Claudia Sheinbaum (2024).
Los números no mienten. Revisemos los votos obtenidos por el PRI en las elecciones presidenciales de 2000, 2006, 2012, 2018 y 2024.
En 2012, el priista Enrique Peña Nieto le sacó una ventaja de 3 millones 192 mil 281 al candidato de la “izquierda”, Andrés Manuel López Obrador, quien militaba entonces en el PRD, partido que desaparecerá pronto del mapa político nacional.
En 2018, López Obrador ganó la elección presidencial con 30 millones 113 mil 483 votos. En segundo lugar, quedó el panista Ricardo Anaya (quien llevó como aliados al PRD y Convergencia por la Democracia, hoy Movimiento Ciudadano), con 12 millones 610 mil 120 votos. En un lejano tercer lugar, se ubicó el priista José Antonio Meade, quien fue apoyado por el PVEM y Nueva Alianza; Meade sumó 9 millones 289 mil 853 votos. El Grupo Atlacomulco y el presidente Peña lo dejaron a su suerte.
Es válido inferir que Peña Nieto cedió 9 millones 437 mil 545 votos a López Obrador a cambio de impunidad. ¿Qué hizo el gobernador Alfredo del Mazo en la reciente elección del Estado de México? Inhibir el voto priista para beneficiar a la candidata opositora Delfina Gómez en perjuicio, al menos de manera aparente, de su candidata Alejandra del Moral.
La diputada del PRI, Paloma Sánchez, subió el 5 de junio de 2023 un mensaje a su cuenta de Twitter, hoy X, en que acusó a Del Mazo de dar la espalda al PRI del Estado de México.
Y unos cuantos días de la elección presidencial de 2024, la propia Alejandra del Moral se retrató junto a Claudia Sheinbaum, en señal de apoyo.
Con estos antecedentes es válido inferir que la baja votación que recibió el PRI no obedece tanto al rechazo popular que enfrenta, sino, sobre todo, a los acuerdos sostenidos entre López Obrador y Claudia Sheinbaum por un lado y el Grupo Atlacomulco y el actual dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas. Por el otro.
Claudia Sheinbaum, según el INE, obtuvo 35 millones 924 mil 519 votos; Xóchitl Gálvez, por su parte, acumuló 16 millones 502 697 sufragios. La diferencia entre ambas fue de 19 millones 421 822 votos.
Peña Nieto le cedió 9 millones 437 mil 545 votos a López Obrador en el 2018. Y Alejandro Moreno le agregó 1 millón 940 mil 421. Hablamos de un total de 11 millones 377 mil 966.
Si le restamos estos 11 millones 377 mil 966 votos a los 35 millones 924 mil 519 que obtuvo Claudia Sheinbaum, la cifra queda en 24 millones 546 mil 553 votos.
En cambio, si a los 16 millones 502 mil 697 votos que sumó Xóchitl Gálvez, según el INE, le sumamos los 11 millones 377 mil 966 que presumiblemente transfirió el PRI a Morena en la elección presidencial, resulta que la candidata de oposición habría logrado 27 millones 880 mil 683.
Gálvez, por lo tanto, hubiera quedado en primer lugar con una ventaja de 3 millones 334 mil 110 votos (cifra ligeramente superior a la que tuvo Peña Nieto sobre AMLO en 2018).
Conclusión: el viejo PRI, el del Grupo Atlacomulco, absorbió a Morena ─o por lo menos se integró al partido de AMLO─ para constituir el PRIMOR, lo cual confirma que el sistema político mexicano ni se crea ni se destruye, solo se transforma. (En el entendido de que todos los partidos y candidatos se mueven dentro de los parámetros que les son indicados desde las cúpulas iluminadas y enigmáticas). (CON INFORMACIÓN DE: PERIODISMO SIN COMPROMISOS)