Descubre el empoderamiento del clítoris con “Las travesuras de una dama”, una antología que celebra el deseo y la autoexploración femenina.
Morelia, Michoacán.- “Hoy es el día del clítoris, este día… bueno, sí es un homenaje al clítoris”, proclamó con ironía y desparpajo una de las presentadoras al arrancar la velada.
Así comenzó la presentación del libro “Las travesuras de una dama”, una antología que reúne relatos eróticos escritos por mujeres de la red “Escritoras en Michoacán”, en un espacio donde la risa, la complicidad y la confesión fueron protagonistas.
Rocío Martínez, Elena Ponce y Fermina Arellano encabezaron una tertulia organizada por ‘’, y editorial ‘Punto G’, presentado en la ‘Covacha Literaria’, donde el erotismo dejó de ser tabú para convertirse en testimonio.
Con una mezcla de humor y sinceridad, las autoras compartieron sus experiencias personales al escribir sobre el deseo y la autoexploración femenina.
“Creo que el erotismo no tiene edad, no tiene condición. Nos descubrimos a nosotras mismas”, expresó una de las presentadoras al relatar su trayecto hacia la escritura erótica y la reivindicación del placer propio.
Las participantes no solo hablaron del contenido del libro, sino también del proceso íntimo que implicó escribirlo.
“Yo ya había tenido relaciones sexuales y no me había tocado. Y hasta incluso había tenido un hijo y no me había tocado. Cuando yo empecé a tocarme sola, ya de adulta, empecé a entender que podía incluso llegar al orgasmo sola”, confesó una de las presentes ante un público que reaccionaba entre risas nerviosas y asentimientos solidarios.
El evento transitó entre el tono pedagógico y la irreverencia sin complejos. Se discutió cómo la escritura y la lectura erótica permiten a las mujeres descubrir nuevas formas de apropiarse de su cuerpo, de su historia y de su placer.
“Nosotras, desde dónde hablábamos de nuestro cuerpo, porque siempre nos han recitado estos discursos: estás más llenita, estás súper flaca, no tienes chichis, no tienes nalgas, no puedes hacer esto…”, se cuestionó una voz entre el público, resaltando las imposiciones sociales que históricamente han limitado la expresión del deseo femenino.
Elena Ponce compartió el poema “Habitarme”, en el que cada verso era una invitación a la introspección sensorial.
“Habitarme, desearme, tocarme, seducirme…, la gloria del instante, tierra del aquí y ahora”.
Más adelante, leyó un fragmento de su relato “Confession Night”, una historia cargada de imágenes explícitas sobre una experiencia sexual entre mujeres, que provocó carcajadas, silencios expectantes y rostros sonrojados.
“Era cierto, estaba cogiendo con una mujer, así se le llama: coger”, leyó con énfasis y picardía.
La conversación derivó hacia los múltiples matices del erotismo: desde los “abdorgasmos” provocados por ciertos ejercicios físicos, hasta la posibilidad de alcanzar el orgasmo sin contacto físico, solo con la memoria, la fantasía o la escritura.
“Me ha pasado, que el hecho de recordar simplemente o el escuchar a alguien, llegas a tener también un orgasmo, sin necesidad de que te toquen o que tú te toques”, compartió una de las ponentes.
Hubo también espacio para hablar de la represión sexual, las experiencias traumáticas y los condicionamientos sociales.
Se nombró la culpa, el miedo, la religión y el mandato de “no te toques ahí”, que muchas arrastran desde la infancia.
“Una compañera me platicaba: ‘mi marido llega, se baja los pantalones a media pierna, me penetra y listo, termina y se va a subir. En dónde está el deseo de las mujeres también”, se escuchó entre las voces.
Hacia el final, entre abrazos y agradecimientos, se invitó al público a adquirir el libro y a sumarse a la conversación.
“Este libro justo nos lleva a que las mujeres les nazca la posibilidad de ser felices, de ser completas, de ser mujeres con una satisfacción personal sin depender de otra persona”, señalaron.
La presentación cerró con una consigna coral que resume el espíritu del encuentro: “¡Que vivan nuestras cuerpas!”.