El pelícano errante

Rita Gironès, colaboradora de La Voz de Michoacán

Hace algunos años, antes de emprender un viaje y enriquecerlo aprendiendo más sobre la historia y la cultura de un país, recurríamos a las famosas guías de viajes. Con suerte, y se coleccionaban. Páginas donde encontrábamos diferentes recorridos con lo más representativo de un lugar; donde aprendíamos expresiones en el idioma local para practicarlas -desde el primer momento- con el taxista de rigor; donde conocíamos el nombre del platillo más típico de la región, el sabor (casi como una metáfora) de lo que no querríamos perdernos; donde cómo seguir el camino al mirador de la panorámica que nos recordara, con el paso del tiempo, que allí un día fuimos distintos. Hoy las cosas han cambiado, incluso la forma de viajar es diferente: la preparación de un viaje incluye la sorpresa cambiante de los tiempos: para descubrir el alma de cualquier lugar antes de caminarlo, escuchamos a los demás: historiadores, novelistas, cronistas, y trotamundos igual como nosotros. Blogs de viajeros, chats de andariegos donde se comparten experiencias personales –también con aquellos tips para no dejarse engañar-, podcasts dedicados a la geografía diversa y singular. En fin, un eco en las narrativas sobre los rincones del mundo.

¿Cuál ha sido el viaje de tu vida?

Me quedaría con dos viajes que me marcaron muchísimo. El primero fue Egipto, en mi luna de miel, fue un momento muy importante en mi vida. Decidimos con mi esposo visitar un país que ya conociéramos como era Italia (romántico y maravilloso) y a otro al que nunca hubiéramos estado y fuera el momento de descubrirlo juntos. Egipto me marcó por tener una cultura milenaria y ancestral. La gente, la comida, el patrimonio cultural e histórico y, sobretodo, conocer el emplazamiento arqueológico de Abu Simbel. Descubrir que la Unesco se metió a recuperar ese patrimonio y a moverlo varios metros para que no se lo llevara el Nilo. Un templo que yo recomendaría a todos que visitaran alguna vez en su vida. Y el segundo viaje que me marcó fue Estambul. Estar en una ciudad que fusiona dos continentes es increíble. Adentrarte en los usos y costumbres de las personas que la habitan es un choque cultural inmenso. Yo me esperaba un lugar cerrado y me sorprendió en todo: en belleza, en seguridad, en diálogo con la gente local, en sus hombres y sus mujeres, en la comida… Me impresionó el Palacio Dolmabahçe, donde todavía hubo sultanes recientemente que lo habitaban. Ver esa majestuosidad, su historia, sus mezquitas, conocer Capadocia o Ankara. Me pareció realmente fascinante constatar que son lugares con una educación y una preparación extraordinaria.

¿Qué país o qué cultura que no conoces te encantaría descubrir?

Un país que me gustaría conocer es Rusia. Me duele mucho que circunstancias actuales tan desastrosas no permitan que el turismo llegue fácilmente. Tenían mucho turismo por navieras, cruceros que llegaban a Moscú o a San Petersburgo y ahora eso ya no es posible. Pude visitar Polonia, pero no pude llegar más allá. Por otro lado, también me gustaría (y lo tengo en mi lista de deseos), conocer Costa Rica. Hoy el tema de la diversidad natural, de cuidar la naturaleza y los recursos naturales es muy importante para el turismo y ellos precisamente lo han hecho muy bien, tanto que quisiera replicarlo aquí en mi país y en mi propia ciudad.

¿Cómo preparas un viaje? ¿Lees algo de historia del lugar que visitarás o te dejas sorprender sin más?

Generalmente, sí leo antes de llegar. Hoy tenemos un gran instrumento, ¡el teléfono! Tú buscas cualquier ruta, desglosas la información y tienes a tu alcance la posibilidad de prepararte. Siento que no me va a alcanzar el tiempo de mi vida para conocer todo lo que quisiera. Y sobre todo hacerlo en el modo Slow Tourism, ese hacerlo con calma, disfrutar a detalle la innovación, el arte, la moda, la gastronomía, su historia…

¿Te gusta repetir viajes o prefieres conocer países nuevos?

Ahorita ya no quiero repetir, y menos aquellos lugares que, por ejemplo, te dejan poco en la parte histórica. Ahora busco lugares imperdibles, viajes que -junto a mi pareja- podamos compartir con nuestro hijo. Queremos que él conozca el mundo, las personas, las tendencias, y dejen en él una huella única.

¿Eres valiente y pruebas la gastronomía local de los lugares a donde viajas?

¡Sí, claro! Nunca me he enfermado del estómago y he probado de todo en todos lados. Ahora está muy de moda el Street Food, me gusta entrar en los mercados donde te venden insumos de la región y te los puedes llevar y mañana lo pruebas. Frutas exóticas, quesos, … Yo no como carne, pero le entro a todo: erizo, percebes, marisco, pollo, aves… vale la pena arriesgarse y probar porque, la mayoría, son sabores que te marcan.

Cuéntanos algo imprescindible que te llevas cuando vas de viaje.

¡Ahora mi teléfono! También me llevo la cámara fotográfica, pero el teléfono, al día de hoy, te guía ya sea para caminar o para usar el transporte público y te señala todas las rutas. Así que, ¡me llevaría el teléfono antes que el maquillaje!

¿Qué extrañas cuando sales de viaje?

¡La comida mexicana! Y he podido constatar lo extraordinaria que es la cocina española, la francesa, la china, pero la comida mexicana es de las mejores del mundo, ya sea de Michoacán, de Oaxaca, de Mazatlán, del Norte, de Guerrero, … Y sobre todo la fortuna que tenemos de tener insumos únicos: chiles, aguacates, berries, tortillas moradas, azules, los tamales. Sin duda, es increíble.

Dinos un lugar de México que recomendarías y por qué.

Te diría que Morelia. En realidad, yo no soy de aquí, nací en Guerrero y estudié en Cdmx. Y claro, la Cdmx está muy bien configurada y compite con cualquier gran ciudad del mundo, pero Morelia es una ciudad realmente fascinante. Su centro histórico, su arquitectura, la puedes visitar caminando, cada vez tenemos una oferta gastronómica más grande, y esta ciudad no tiene límites, cada día te ofrece más y más. Hay para todos. Después, una segunda ciudad que recomendaría es Oaxaca ciudad. Somos ciudades hermanas, ciudades Unesco. Ambas guardamos una identidad y la seguimos conservando.

¿Viajarías con alguien como tú?

Sí, por supuesto. Mira, a mí me gusta viajar con todos y, generalmente, somos de la misma generación. Uno ya no va a consumir, a comprar o sólo de fiesta, y compartimos eso. Hoy ya los viajes tienen un propósito distinto, de aquí a que te mapeas una ciudad, mínimo son 5 o 6 días, y buscas lugares aledaños que todavía agranda tu estadía, por lo que es importante buscar una sincronía con las personas que compartes el viaje.

¿Tomas mezcal de Oaxaca o de Michoacán?

¡De Michoacán! Y de hecho ahora estoy produciendo un mezcal de Michoacán. Se llama Espectro, porque cuando tú tomas un mezcal yo digo que te relajas y empiezas a ver cosas… a tener ideas que tal vez no las tienes en otros momentos. Te inspira, te abre la mente en ese momento de relajación, tomarse un mezcal puede ser revelador. Es cierto que Oaxaca tiene mezcales muy buenos, pero yo me quedo con los de Michoacán.

¿Qué esperas de un viaje?

La verdad, espero que me marque. Que me quede una experiencia de aprendizaje para toda la vida. Llega una edad, que viajar te transforma… El viajar te hace ser muy sensible con la gente que tratas, te hace apreciar los detalles más pequeños que muchas veces se nos olvidan. Cada país tiene algo que decir, algo que aportar a nuestro aprendizaje y a lo que somos.

¿Cuál es tu próximo viaje, Thelma?

Tengo un viaje que me gustaría mucho hacer: Croacia. Quisiera conocer su extensa naturaleza, sus islas, recorrer Dubrovnik, subir a Montenegro… Y también sigo fascinada por Asia. Volaría ahora mismo a Singapur y regresaría a Tailandia.