Así ha sido desde los años 70: un sitio de contradicciones que dibuja una frontera imaginaria.
Arved Alcántara / La Voz de Michoacán
Morelia, Michoacán. Antes fue un punto de llegada de mercancías y visitantes a la capital; ahora, la Plazuela Rafael Carrillo, o simplemente Plaza Carrillo, es uno de los grandes claroscuros del Centro de Morelia. Por las mañanas y tardes este sitio se llena de actividad económica y familiar, pero conforme se acerca la noche el espacio se despeja, con vestigios de por qué en un momento se le consideró una “zona de tolerancia”.
De acuerdo con el historiador y cronistas de la ciudad, Ricardo Aguilera Soria (QEPD), la Plazuela Carrillo se instaló hace más de 120 años con el objetivo de mejorar las relaciones de intercambio económico de la ciudad. “Inaugurada el 15 de septiembre de 1893, fue importante por su relación con el camino a Pátzcuaro, pues era el acceso para las mercancías procedentes del centro del estado y que en Morelia encontraban un punto importante de distribución”, señala el autor en la obra “La Zona Centro de Morelia durante la segunda mitad del siglo XIX”.
De forma similar, información histórica del Ayuntamiento de Morelia indica que la Plaza Carrillo fue inaugurada a finales del siglo XIX y remodelada por primera vez en 1948. Durante un periodo importante representó los límites de la ciudad y el punto de intercambio con los demás municipios, ya que más allá de esa zona el territorio no había sido urbanizado.
Aguilera Soria indica que “importantes personajes del mundo político de ese momento, como Ignacio Comonfort, Benito Juárez o el gobernador Rafael Carrillo también fueron considerados para que las plazuelas y jardines tomaran identidad a partir de sus apellidos”, y “estos espacios también serían reflejo de las aspiraciones del momento”.
Sin embargo, con el paso de los años la Plaza Carrillo las aspiraciones del momento no se redujeron a un vibrante comercio, sino al crecimiento de la prostitución aún dentro de los límites del Centro Histórico de Morelia.
La plaza luce en relativas buenas condiciones, con sus cuatro largas filas de bancas de cantera, los ciclopuertos y las zonas verdes se mantienen sin ningún daño considerable, si bien hay un poco de basura y de hojarasca que siempre está presente. La rodean tiendas de abarrotes, de bicicletas y agencias de viajes; llega combis y camiones por varias direcciones. Hay tres puestos de boleros trabajando, así como uno de periódicos y revistas.
En el año 2015 se entregó la más reciente remodelación de dicho espacio mediante la aplicación de cantera rosa, instalación de ciclopuertos y mantenimiento de las áreas verdes. Las entonces autoridades municipales señalaron que el objetivo de la obra era marcar el inicio de la Zona de Monumentos. Reconocieron que persistía la presencia de prostitución y otras actividades ilícitas en la zona, pero afirmaron que estos problemas serían inhibidos en la medida que la ciudadanía se apropiara de la plazuela para realizar actividades lúdicas y culturales. Algo de eso es verdad, aunque la actividad no ha desaparecido por completo.
Durante los años siguientes la plazuela se convirtió en un punto para diversas actividades culturales, como los “Bailes de la Época de Oro” o “Bailes del Recuerdo”, en los que las personas de la tercera edad se visten de gala para revivir sus años de juventud. Adicionalmente, durante el trienio pasado se llevó el Programa de Rescate de Barrios a dicho punto. Sin embargo, esto no inhibió por completo la prostitución. Los eventos se llevaban a cabo y las presuntas sexoservidoras siguen esperando en calles laterales a la plaza.
Así ha sido desde los años 70: un sitio de contradicciones que dibuja una frontera imaginaria. se encuentra ubicada en el extremo sur de la zona considerada dentro del Centro Histórico de Morelia: la rodean las calles Abasolo y Manuel Muñiz, la Calzada Juárez y la Avenida Lázaro Cárdenas. Es también el punto donde termina la Morelia del Patrimonio Cultural de la Humanidad y comienza la de las actividades “prohibidas” o tabú.