Morelia, Michoacán, 22 de noviembre de 2024.- El 24 de noviembre se realizará el Congreso Estatal del Morena, se supone que para renovar la dirigencia estatal del partido en Michoacán.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla pretende continuar con el control del Morena en el estado.
Por ello no ha permitido que renuncie Juan Pablo Celis Silva, quien desde septiembre está violando flagrantemente los estatutos de su partido, al ocupar simultáneamente la dirigencia estatal y una diputación local.
La apuesta del oficialismo para una eventual elección interna este 24 de noviembre es el vocal del Cedemun y dos veces presidente municipal de Tuxpan, Jesús Mora González.
Como he dicho antes, él no pertenece directamente a la tribu de Alfredo Ramírez, sino a la del secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña.
Del otro lado, el Bloque para la Defensa de los Valores de la 4T ha perfilado como su candidata a la dos veces alcaldesa de Lázaro Cárdenas y actual diputada local con licencia, Itzé Camacho Zapiain.
Este otro equipo es encabezado por el senador Raúl Morón Orozco, pero también forman parte del mismo el diputado federal y ex gobernador, Leonel Godoy Rangel; el súper delegado, Roberto Pantoja Arzola; el vicepresidente del Congreso del Estado, Juan Carlos Barragán Vélez; y, el ex diputado federal y ex diputado local, Fidel Calderón Torreblanca.
Se prevé que de haber una elección, esta será muy cerrada entre los consejeros estatales del Morena.
Por eso la necesidad de Ramírez Bedolla de no dejar renunciar a Juan Pablo Celis hasta el momento.
Es de esperarse que en caso de que no le den los números para hacer ganar a Jesús Mora, entonces opte por mantener a su empleado en la dirigencia del Morena y hacer que solicite licencia a su otro cargo, el de diputado local.
Por lo pronto así pintan las cosas, pues al parecer el oficialismo no está dispuesto a ir a un proceso que no tenga seguro.
Y sin embargo, aunque pareciera que se saldría con la suya, el simple hecho de que Celis Silva se mantuviera como dirigente estatal sería una mala señal para Alfredo Ramírez.
A tres años de la siguiente elección de gobernador estaría reconociendo que ya perdió la confianza de más de la mitad del morenismo michoacano.
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