La presidencia de Rosario Piedra Ibarra en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CDNH) ha estado marcada por una constante: la polémica. A más de cinco años de asumir el cargo, su papel al frente del organismo ha generado cuestionamientos tanto por parte de colectivos de víctimas como de organizaciones civiles, quienes critican su falta de presencia en momentos clave y si aparente alineación con el gobierno.
La ausencia más reciente que encendió los ánimos ocurrió durante las jornadas de diálogo impulsadas por el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, donde se convocó a familiares de personas desaparecidas para revisar y proponer reformas a la ley en materia de desaparición forzada. A pesar de la relevancia del tema, Rosario Piedra no acudió personalmente a ninguna de las mesas, enviando en su lugar a un representante, lo que provocó molestia entre las familias.
“¿Dónde está la piedra que obstaculiza a las víctimas?”, preguntó una madre buscadora, visiblemente indignada. Para muchas personas involucradas en la lucha por los derechos humanos, el ombudsman nacional ha estado ausente no solo físicamente, sino también en acciones concretas para apoyar a quienes más lo necesitan.
Desde su nombramiento en 2019, respaldado por el entonces presidente López Obrador, Rosario Piedra ha sido señalado por mantener una postura distante frente a denuncias de violaciones a derechos humanos, y por no ejercer el papel contrapeso que se espera de una institución como la CNDH.
En 2023, todos los integrantes del Consejo Consultivo renunciaron en señal de inconformidad, y su silencio ante temas delicados como el papel de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad o la negativa de la SEDENA para entregar información sobre desaparecidos, ha sido motivo de indignación entre activistas y familiares de víctimas.
Incluso el Comité Eureka, fundado por su madre, Rosario Ibarra, se pronunció en contra de su continuidad. “Ha demostrado incapacidad para dirigir la CNDH con independencia del Estado”, señalo en un comunicado.
Pese a las críticas, Rosario Piedra defiende su gestión, asegura que la CNDH ha avanzado en mecanismos de atención del propio organismo hacia una “Defensoría del pueblo”. En su último informe anual, destacó mejoras en la atención de quejas y un enfoque más preventivo que reactivo.
Sin embargo, para muchas personas, esas transformaciones no han sido suficientes. El clamor de los colectivos es claro: quieren una CNDH presente, autónoma y comprometida con quienes padecen las consecuencias de la violencia y la impunidad.
La gestión de Rosario Piedra sigue dividiendo opiniones, pero lo cierto es que, en un país con más de 100 mil personas desaparecidas, su ausencia en los espacios de diálogo con víctimas no ha pasado desapercibida.
Fuente: Expansión