Eduardo Verduzco denuncia los abusos en “La Gran Familia”, el albergue de Mamá Rosa que, asegura, contaba con complicidad política
Morelia, Michoacán.- Presidentes de México y políticos sabían de los abusos sexuales, la drogadicción y el maltrato físico y psicológico que sufrieron alrededor de cuatro mil niños que estuvieron internos durante los 60 años que funcionó el albergue “La Gran Familia”, propiedad de Rosa Verduzco, conocida como “Mamá Rosa”, “y se hacían pendejos”, denunció Eduardo Verduzco Verduzco, víctima de las violaciones a los derechos humanos durante su estancia en el albergue.
En rueda de prensa para presentar su libro testimonial sobre las violaciones a los derechos que padecían los menores en el albergue de Mamá Rosa, Eduardo reveló que expresidentes de México como Vicente Fox Quesada o Felipe Calderón Hinojosa, además de políticos como Luisa María Calderón Hinojosa y Josefina Vázquez Mota, llegaron a enterarse de los abusos que se cometían al interior del albergue, “y se hacían pendejos”.
Como expone en su libro “La Historia de Eduardo Verduzco. Un testimonio real del albergue La Gran Familia de Mamá Rosa”, destacó que el poder del que gozaba Rosa Verduzco no solo influyó en el ámbito político, sino también en el sector intelectual, donde personajes como la periodista Lydia Cacho o la escritora Elena Poniatowska, firmaron cartas para defenderla.
Abusos en el albergue de Mamá Rosa
Entre los abusos que denunció Eduardo Yair, comentó que padeció de abuso sexual, además de maltratos físicos y psicológicos, aunado a la alimentación con comida echada a perder y las condiciones insalubres en que vivían los menores al interior del albergue ubicado en Zamora, Michoacán.
Eduardo Yair fue adoptado por Rosa Verduzco, luego de que la madre biológica de éste vendió a sus seis hermanos y sólo se quedó con él, a quien maltrataba constantemente e incluso intentó asesinarlo a sus cinco años, además de que la pareja sentimental de su madre abuso sexualmente de él, por lo que decidió abandonarla y vivir en la calle.
A su llegada al albergue “La Gran Familia”, su suerte no mejoró, pues detalló:
“Mi primera comida fue una papa rellena de gusanos blancos, la mitad de un aguacate verde, dos tortillas enlamadas”, y agregó: “el baño no tenía papel, la cama donde dormíamos era de esponja y de ahí teníamos que arrancar pedazos para limpiarnos; vivíamos en la calabaza. Nos metían a bañar con agua fría y nos hacían secarnos con los mismos uniformes que nos daban. Los uniformes, en los sobacos en el área de las partes íntimas estaban llenos de piojos y liendres, inclusive a algunas víctimas nos llegó a salir sarna, como a los perros.”
Reveló:
“Abusaron sexualmente de mí, me golpearon constantemente. Seis años comiendo comida echada a perder. Varias veces intenté escapar del albergue, no lo logré. Fui castigado brutalmente. Seis años donde muchísimas veces intenté quitarme la vida para salir vivo o muerto.”
El afectado reveló que a diez años del operativo en el que se rescató a 590 niñas, niños y adolescentes del albergue La Gran Familia de Mamá Rosa, las víctimas de ésta no han contado con el apoyo para la reparación de los daños por parte del gobierno federal ni de las comisiones de Atención a Víctimas e incluso expresó:
“Las víctimas tienen que buscar la reparación de sus daños porque el Estado no se hace cargo.”